Exceso de ejercicio físico: Consecuencias y cómo evitarlas

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Hacer deporte es sinónimo de salud, pero cuando el exceso de ejercicio físico se convierte en un hábito compulsivo, hay que parar un momento y reflexionar sobre sus posibles consecuencias y cómo evitarlas. Y es que el exceso de ejercicio puede acelerar el envejecimiento o hacernos más vulnerables a padecer patologías como la osteoporosis, dolencia por cierto más frecuente entre las mujeres. Forzar demasiado nuestro cuerpo puede tener, por tanto, efectos contrarios a los deseados. Vamos a ver más detenidamente qué hacer y no hacer para sacar el máximo partido del ejercicio físico sin convertirlo en un mal hábito.
 
Hacer ejercicio físico es sano, pero en la moderación también está la clave para sacarle el máximo partido a sus beneficios. Cuando hacer deporte se convierte casi en una obsesión, es hora de echar el freno. Porque practicar ejercicio físico no solo fortalece nuestro corazón, activa nuestro cerebro o mantiene fuertes huesos y músculos, sino que también es uno de los mejores aliados –junto a una dieta adecuada- para perder peso, reducir la grasa abdominal y prevenir patologías como la diabetes o la hipertensión, entre otras. Sin embargo, cuando sometemos a nuestro cuerpo a un esfuerzo excesivo esos beneficios se pierden. En otras palabras, abusar del ejercicio físico puede ser contraproducente y perjudicial para nuestra salud.
 

Consecuencias exceso ejercicio físico

El exceso de deporte puede acelerar el envejecimiento, al tiempo que nos hace más proclives a padecer osteoporosis. Acelera el envejecimiento muscular, agrava el asma y la artritis y puede provocar arritmias y otros problemas cardiacos. Cuando forzamos demasiado el cuerpo éste libera más radicales libres, favorece el debilitamiento de los músculos y los huesos y altera las reacciones metabólicas. Si practicamos deporte en verano, un exceso o sobreesfuerzo también puede provocar deshidratación.
 
Una de las principales causas por las que se cae en el exceso de actividad física suele ser el peso, en concreto, adelgazar. Si te obsesiona quedarte un solo día sin hacer deporte, llegas a la extenuación o le dedicas más de 90 minutos al día, seguramente estás haciendo demasiado ejercicio.
 

Deportes con más riesgo

Los deportes que nos hacen más proclives al sobreentrenamiento son la natación, el ciclismo, el running o el fútbol. No se trata de dejar de hacer deporte, sino de practicarlo de manera moderada y adecuada. Además, hay muchas modalidades o actividades físicas que nos ayudan a evitar el sedentarismo sin que ello entrañe riesgos para nuestra salud, como pasear a paso ligero, subir escaleras o incluso pasear a la mascota.
 

Cómo evitar los excesos

Lo primero de todo, identificar si nos estamos pasando con la práctica de deporte diario. Las señales que nos envía nuestro cuerpo –te desaparece la regla o se reduce el sangrado, tienes problemas para conciliar el sueño o para despertarte, tienes taquicardias, episodios de ansiedad o calambres- son evidentes. Cuando forzamos el organismo no solo se liberan más radicales libres –los responsables del envejecimiento- sino también más cortisona, por lo que podemos sentirnos más irritables y estresados. A partir de una determinada edad los efectos negativos del exceso de ejercicio físico son acumulativos, especialmente para el corazón.

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