Esclerodermia: ¿Qué es y cómo se diagnostica?

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Esclerodermia: ¿Que es y cómo se diagnotica? Es un trastorno de la piel que afecta fundamentalmente a las mujeres y que se caracteriza por un engrosamiento de la piel. La esclerodermia es una enfermedad autoinmunitaria y puede ser limitada, afectando solo a las manos y la cara, o difusa, cuando la piel de todo el cuerpo se ve afectada. Un trastorno crónico que no solo puede afectar a la calidad de vida de quien la padece, sino también implicar a algunos órganos internos, como pulmones o riñones.
 
Acogiéndonos a la definición de la Asociación Española de Esclerodermia, estamos ante un trastorno que se puede traducir como piel dura. Una alteración cuya prevalencia es mayor entre las mujeres y cuya consecuencia principal es la modificación del aspecto y el tacto de la piel de la cara, brazos, manos y pies. PUede aparecer a cualquier edad aunque suele ser más frecuente en el tramo de los 20-40 años. Se caracteriza por el engrosamiento de la piel, debido a un trastorno del colágeno (tejido conectivo) y por una disminución de los capilares sanguíneos que nutren la piel. El colágeno, cuya función principal es proporcionar elasticidad y tersura a la piel, se endurece al contar con menos glándulas sudoríparas y folícolos pilosos. El tejido grueso subcutáneo también puede verse afectado. Y, de hecho, si la piel se vuelve demasiado tirante puede afectar a la movilidad de las articulaciones y miembros.
 
La esclerodermia es una enfermedad antinmunitaria en la que nuestro propio organismo genera anticuerpos que atacan su propio tejido y que si progresa puede afectar a algunos órganos, como es el caso de los riñones, pulmones, los vasos sanguíneos y el corazón. Se trata de una enfermedad crónica que requiere prestarle la debida atención para que cualquier cambio repentino pueda tratarse con celeridad. No tiene curación y su tratamiento con fármacos puede incluir antihipertensivos, corticosteroides, calmantes y antiácidos. En algunos casos, la esclerodermia puede darse acompañada de otros trastornos, como lupus.
 

Esclerodermia síntomas y diagnóstico

El diagnóstico de la enfermedad se basa en el examen físico y en algunos ocasiones puede ser necesario realizar una biopsia de la piel. La esclerodermia se puede dividir en dos tipos, en función de su localización y de los órganos afectados. Así, podremos hablar de esclerosis localizada, la cual suele afectar solo a las manos y la cara. Su desarollo es más lento. Pero también podemos hablar de esclerodermia sistémica (también llamada esclerosis sistémica) y que, en este caso, sí puede afectar a grandes de la piel y a determinados órganos. Dentro de ésta también hay que distinguir entre dos subtipos, por un lado el denominado síndrome de Crest y la enfermedad difusa.
 
Los síntomas más frecuentes de la esclerodermia, una enfermedad de la que todavía hay muchas preguntas sin respuesta y cuyo origen sigue siendo una incógnita, son pérdida de pelo, endurecimiento de la piel, hipersensibilidad al frío (las pequeñas arterias próximas a la piel entran en espasmo restringiendo el flujo sanguíneo y es lo que se denomina como fenómeno de Raynaud), cambio de tonalidad de la piel (anormalmente oscura o clara), ulceraciones (sobre todo en las puntas de los dedos), rigidez y tumoraciones blancas debajo de la piel.
 
No son los únicos síntomas relacionados con este trastorno, ya puede llegar acompañada de dolores musculares y óseos (entumecimiento, dolores articulares y rigidez), así como problemas respiratorios (tos y dificultad para respirar), del sistema digestivo (estreñimiento o diarrea, dificultad para tragar).
 
Para su tratamiento, además de los fármacos prescritos por el médico, también es aconsejable realizar sesiones de fisioterapia.

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