La diabetes es una enfermedad que, además, puede conllevar otros trastornos asociados. Éste es uno de los motivos principales por los que la diabetes debe ser diagnosticada y tratada. Aunque en algunos casos en sus fases iniciales puede ser asintomática, si detectamos alguna señal que nos haga sospechar de la posibilidad de padecer diabetes, no debemos subestimarla. Conviene acudir al médico y realizarse algo tan sencillo como un análisis de sangre para medir los valores de glucosa. La diabetes mal controlada o no tratada puede poner en serio riesgo nuestra salud, ya que, tal y como explican desde la Sociedad Española de Diabetes, el exceso continuado de glucosa en la sangre puede afectar a diversos órganos y tejidos. Pero la glucosa, como añaden, no es la única responsable de los trastornos asociados, ya que en muchos casos la diabetes se acompaña de sobrepeso, problemas de hipertensión arterial, colesterol y triglicéridos altos. ¿Qué enfermedades puede provocar la diabetes?
Problemas bucales y oculares
La diabetes puede aumentar los riesgos de padecer problemas en dientes y encías, como infecciones, gingivitis y periodontitis. La salud de los ojos también se puede ver seriamente afectada, por la elevada glucosa en sangre, la hipertensión arterial y los niveles altos de colesterol y de triglecéridos, factores de riesgo que pueden causar lesiones en los vasos sanguíneos y provocar trastornos de los ojos (retinopatía diabética, cataratas) o reducir la visión (glaucoma), pudiendo provocar ceguera.
Problemas renales y estomacales
La diabetes también puede afectar al riñón, al lesionar las células y los vasos sanguíneos, lo que afectará directamente a la capacidad de filtración. Por otra parte, también puede afectar al sistema digestivo, haciéndonos más proclives a padecer ardores de estómago, náuseas, sensación de barriga hinchada.
Problemas cardíacos
Las personas diabéticas también tienen mayores riesgos de padecer problemas de corazón (infartos, cardiopatía), así como otros trastornos debidos a la mala circulación sanguínea (trombosis cerebral, enfermedad vascular periférica, lesiones en el pie o pie diabético).
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