Enfermedad coronaria: ¿Cómo debe ser la dieta? Cuando hablamos de enfermedad coronaria hacemos referencia a dos trastornos de nuestro corazón, la angina de pecho y el infarto agudo de miocardio. En ambos casos, la alimentación es un factor preventivo esencial, no solo antes, sino después de producirse un episodio. Revisar nuestra dieta, tal y como subrayan los médicos, debe formar parte del tratamiento de seguimiento y control, así como el promover hábitos de vida más saludables, desde la práctica de ejercicio físico de manera regular a dejar de fumar, en el caso de los fumadores.
¿Cómo debe ser la dieta de una persona con problemas coronarios? La Fundación Española del Corazón recoge una serie de pautas y recomendaciones para seguir una dieta adecuada y proteger la salud y reducir los riesgos de un nuevo episodio de infarto agudo de miocardio o de angina de pecho. La primera premisa hace referencia a las calorías, en concreto a la cantidad de calorías –energía- que necesitamos para mantener un peso adecuado, ya que el sobrepeso o la obesidad constituyen uno de los principales factores de riesgo cardiovascular. Un factor de riesgo que está en nuestras manos evitar. Mantener un peso adecuado reduce los niveles de colesterol malo y eleva los de colesterol bueno, disminuye los niveles de triglicéridos, reduce la presión arterial y, con ello, evita sobreesfuerzos al corazón.
Tal y como aconsejan la Fundación Española del Corazón y la Sociedad Española de Cardiología, se debe seguir un plan de alimentación personalizado, hipocalórico, con pocas grasas saturadas, para conseguir además que, en el caso de que haya que perder algún kilo, esta pérdida sea gradual. Una dieta con el aporte adecuado de grasas (30%), hidratos de carbono (55%), proteínas (15%), y donde no falten alimentos esenciales como las frutas y las verduras. En estos casos, además, hay que reducir los niveles de colesterol y evitar cocinar sin sal, apostando por otros sustitutos para condimentar o dar sabor a los platos.
Grasas: ¿Son todas iguales?
En el capítulo de las grasas, ni todas son iguales, ni todas son malas, ni la presencia de unas y otras debe ser la misma. Los ácidos grasos saturados –los cuales no deben superar entre el 7 y el 10 por ciento del total de calorías, en función de la etapa de la enfermedad- se encuentran sobre todo en alimentos de origen animal (lácteos, carne, quesos, mantequilla). Para reducir la ingesta de este tipo de ácidos se puede sustituir, por ejemplo, los lácteos o yogures por desnatados, o la mantequilla por aceite de oliva. El modo de cocinar o preparar los alimentos también ayuda a mejorar la dieta.
Por su parte, los ácidos grasos poliinsaturados –no más del 10% del total de las calorías diarias-están presentes sobre todo en el pescado (especialmente rico en ácido graso Omega 3), en las semillas y en los cereales (ácidos grasos Omega 6). Los especialistas subrayan además la importancia de que el pescado gane peso en la dieta, incluyéndolo en el menú entre 3 y 5 veces a la semana. El pescado azul también reporta unos interesantes beneficios. Por último, aunque no por ello menos importantes, los ácidos grasos monoinsaturados -15% del total de las calorías-, están presentes en el aceite de oliva y en los frutos secos.
Dietas: Ejemplos
Estos son varios ejemplos de un menú saludable contra la enfermedad coronaria, elaborados con los consejos de la Sociedad Española de Cardiología y la Fundación Española del Corazón.
- Menú 1: Desayuno: Café o infusión con leche desnatada, pan con queso desnatado y pieza de fruta. Media mañana: yogur desnatado con cereales. Comida: Revuelto de espinacas, brocheta de pollo, pan y fruta de temporada. Merienda: yogur con fresas. Cena: judías verdes con tomate, merluza al papillote, pan y fruta de temporada.
- Menú 2: Desayuno: café o infusión con leche desnatada, pan con aceite y pieza de fruta. Media mañana: yogur desnatado con cereales. Comida: Arroz tres delicias, medallón de lomo con ensalada mixta, pan y manzana asada. Merienda: café o infusión con leche desnatada y 3 galletas integrales. Cena: Sopa de verduras, ensalada de pasta y bonito fresco, pan y fruta.
- Menú 3: Desayuno: Leche desnatada con cereales y pieza de fruta. Media mañana: 3 biscotes con queso desnatado. Comida: coles de Bruselas al vapor, caballa a la plancha con tomate, pan y fruta de temporada. Merienda: café o infusión con leche desnatada y 3 galletas integrales. Cena: menestra de verduras, pescadilla a la plancha, pan y fruta de temporada.