Día Mundial del Glaucoma: Prevenir el riesgo de ceguera

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Día Mundial del Glaucoma: Prevenir el riesgo de ceguera, un riesgo que afecta al 5% de las personas diagnosticadas, y un riesgo mayor si tenemos en cuenta, como señalan los médicos y expertos en oftamología, que el 50% de los pacientes desconoce que padece esta enfermedad del ojo caracterizada por el aumento de la presión intraocular, dureza del globo el ojo, atrofia de la pupila óptica y pérdida de visión. El motivo de este desconocimiento radica en que el glaucoma, en sus etapas iniciales, puede ser asintomático.
 
La prevención del glaucoma empieza por las revisiones periódicas para detectar y diagnosticar una enfermedad ocular que, solo en nuestro país, se calcula que afecta a un millón de personas. Sin embargo, tal y como señalan los médicos y expertos, el principal problema de este trastorno de la visión estriba en que más de la mitad desconoce que la padece, debido a que en los estados iniciales de la enfermedad puede no presentar síntomas. El glaucoma está directamente relacionado con la edad y puede provocar la pérdida de la visión o ceguera, tal y como sucede en el 5% de los casos diagnosticados. De hecho, según la Organización Mundial de la Salud, el glaucoma es, junto las cataratas, el principal factor de riesgo de la pérdida paulatina de la vista.
 
Son datos de la Sociedad Española de Ópticos Optometristas y la Asociación de Glaucoma para Afectados y Familiares, los cuales, coincidiendo con el Día Mundial del Glaucoma (12 de marzo), ponen el acento en la necesidad de concienciar sobre la importancia del cuidado de nuestros ojos. Una revisión periódica es la mejor manera de reducir los factores de riesgo de una enfermedad que, entre otras, se caracteriza por la tonalidad verdosa que adquiere la pupila, el incremento de la presión ocular y la atrofia de la pupila óptica. El responsable del glaucoma, en concreto, es el denominado humor acuoso, un líquido que se encarga de nutrir a nuestros ojos y asegurarse de que nuestra visión funcione perfectamente. Cuando se produce una alteración de este líquido, aparecen los problemas. Problemas de visión que suelen comenzar por la zona periférica del campo visual, es decir, dificultades para ver los objetos que tenemos a los lados (lo que se denomina mirar por el rabillo del ojo).
 
Tal y como hemos señalado, la edad es un factor de riesgo del glaucoma, siendo a partir de los 50 cuando aumenta su prevalencia, aunque no es el único, ya que las personas que padecen diabetes, miopía severa o el haber recibido un tratamiento prolongado a base de corticoides también tienen un mayor riesgo. El glaucoma afecta al nervio óptico y su tratamiento, en función del diagnóstico y tipo de glaucoma, va desde los colirios a la cirugía convencional o el láser. Los tipos más frecuentes, según la Asociación de Glaucoma, son el glaucoma agudo (aumento de la presión del ojo), crónico simple (pérdida del campo de visión), crónico de ángulo estrecho y congénito, precisamente uno de los más severos y que también puede aparecer a edades mucho más tempranas, incluso en la infancia.

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