Día Mundial del Autismo: Una probabilidad entre 150

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Día Mundial del Autismo: Una probabilidad entre 150. Es uno de los mensajes para tomar conciencia de un trastorno del neurodesarrollo, el cual se suele identificar en los primeros años de vida. Los trastornos del espectro del autismo (TEA) afectan tanto al desarrollo de nuestro sistema nervioso como a nuestro cerebro, sobre todo en las funciones relacionadas con el procesamamiento de información procedente de estímulos sociales. ‘El autismo te habla, sigue las señales’, es el lema de la campaña de concienciación puesta en marcha por Confederación Autismo España coincidiendo con el Día Mundial.
 
«Hay una posibilidad entre 800.000 de que tu hijo sea una estrella de fútbol…» «La probabilidad de que tu hijo tenga autismo, 1 entre 150». Mensajes para concienciar en el Día Mundial del Autismo y que llegan de la mano de la campaña de Confederación Autismo España. Una concienciación que debe empezar por el conocimiento de un trastorno, no una enfermedad, que se puede identificar a partir de los primeros años de vida. El autismo o trastorno del especto del autismo (TEA) afecta al sistema nervioso y al funcionamiento cerebral. Tal y como subrayan desde la Confederación Autismo España, coincidiendo con el Día Mundial que se celebra cada 2 de abril, las personas con autismo no sufren ni padecen, ni viven en otro mundo, simplemente tienen un trastorno del espectro del autismo que les dificulta entender nuestro mundo, cuyo origen tiene un importante componente genético, lo que no les resta derechos como la igualdad de oportunidades, la accesibilidad o el derecho a la inclusión social.
 
Precisamente, su implicación genética hace que el desarrollo de este trastorno o alteración sea diferente en cada persona, manifestándose también de manera diferente.
 
No obstante, sí se puede hablar de unas características comunes y que, como tal, definen el autismo, como la alteración de las habilidades de interacción, incluso no mostrar ningún interés por relacionarse; alteraciones de la comunicación verbal y no verbal y un repertorio escaso de intereses y de conductas. Las personas con autismo pueden repetir de forma reiterada una misma conducta o, por el contrario, tener problemas para aceptar o afrontar cualquier cambio, por muy pequeño que sea, en su entorno. Las personas con autismo también suelen presentar problemas para entender las emociones o las intenciones ajenas, lo que les impide desenvolverse con autonomía plena en el entorno social.
 
El avance en la investigación y el conocimiento del autismo se ha traducido en los últimos años en un mayor de casos detectados. Según los datos médicos, la prevalencia del autismo se sitúa en uno de cada 150 niños en edad escolar. Un trastorno en el que no hay diferencias de género, aunque es cierto que es más frecuente entre los hombres que entre las mujeres (en una proporción de cuatro a uno), ni de condición social o clase. El autismo no tiene cura, pero su detección e intervención temprana son fundamentales para el desarrollo y para aumentar la calidad de vida. El mejor tratamiento es la educación, un recurso esencial y específico para atender las necesidades de las personas con autismo.

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