Depresión embarazo: ¿Debe tratarse con fármacos?

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Depresión embarazo: ¿Debe tratarse con fármacos? Aunque en la mayoría de los casos puede tratarse de un episodio pasajero, lo cierto es que la depresión afecta aproximadamente al 10% de las mujeres embarazadas, sobre todo durante el tercer trimestre de gestación y aumentando, al tiempo, las posibilidades de sufrir depresión postparto. Pero, ¿es aconsejable combatir la depresión con un tratamiento farmacológico durante el embarazo? Ésta es la pregunta para la que, todo hay que decirlo, todavía no hay consenso generalizado.
 
Si antes del embarazo tenemos prescrito un tratamiento para combatir los síntomas de la depresión, no debemos dejarlo bajo ningún concepto sin consultar antes al médico, ya que se trata de tratamientos que, por lo general, se deben dejar de manera gradual, es decir, reduciendo de manera progresiva la dosis. En caso contrario, dejar el tratamiento de manera repentina puede provocar lo que se conoce como síndrome de supresión (fatiga, ansiedad, mareos, dolores de cabeza, entre otros síntomas).
 
Pero, ¿qué hacer si durante el periodo de gestación se manifiestan los primeros síntomas depresivos? ¿Debemos recurrir a los fármacos? ¿Afectará el tratamiento a la lactancia materna? La ansiedad, el estrés, las múltiples dudas que asaltan a las madres primerizas o, el tener antecedentes personales o familiares, puede aumentar los riesgos de sufrir depresión durante y después del embarazo. De hecho, se estima que la depresión afecta a un 10% de las mujeres, un trastorno más común de lo que pensamos y que, lógicamente, requiere atención y, en función de los síntomas y de su gravedad, será el médico o especialista el que tendrá que aconsejarnos y prescribirnos sobre el mejor tratamiento a seguir. En ningún caso, debemos automedicarnos, ya que todos los fármacos tienen efectos secundarios y, además, podemos enmascarar los síntomas de un trastorno psicológico y emocional que puede provocar cambios en el estado de ánimo, irritabilidad, tristeza, llanto repentino, pérdida de apetito y trastornos del sueño, entre otros.
 
La depresión durante el embarazo puede aumentar los riesgos de trastornos asociados, así como adelantar el parto. Además, puede afectar al bebé presentando bajo peso al nacer. Partiendo por tanto de que la depresión requiere tratamiento, serán el médico y la propia madre la que valoren y analicen los pros y los contras de los tratamientos posibles, en función de los síntomas, el grado (más o menos severo) de depresión y del desarrollo del propio embarazo. Médicos, investigadores y especialistas siguen buscado una respuesta definitiva, ya que mientras unos estudios indicen más en los riesgos, otros subrayan que los efectos son adversos y leves.
 

Antidepresivos y lactancia materna

Aunque los fármacos antidepresivos pueden pasar a la leche materna, también es cierto que lo hacen en cantidades mínimas, siendo igualmente en este caso tanto la madre como el médico quienes deben valorar los pros y los contras. El tratamiento farmacológico, tanto durante el embarazo como durante la lactancia materna, también se puede acompañar, o incluso puede sustituirlo en algunos casos, de psicoterapia.

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