Cuidado de los ojos en verano: ¡No los descuides! Si quieres seguir presumiendo de una bonita, a la par que sana mirada, no debes olvidarte de que tus ojos también requieren atención durante la época veraniega, unos meses del año en el que son más frecuentes las molestias oculares, desde la conjuntivitis a las irritaciones o quemaduras por el sol, que pueden derivar en problemas serios de salud. De entrada, es aconsejable usar unas gafas de sol homologadas y evitar el uso de las lentillas a la hora de nadar.
Irritaciones, inflamaciones como la conjuntivitis o la queratitis (córnea), alergias, secreción o lagrimeo constante son algunos de los problemas o molestias oculares más frecuentes en los meses de verano, una época en la que además de seguir una serie de consejos para evitar las enfermedades típicas del verano, también debemos proteger especialmente nuestros ojos. Molestias que, si no se tratan adecuadamente, pueden derivar en un problema de salud.
Las gafas de sol deben ser homologadas y garantizadas (con filtros ultravioletas), ya que unas gafas de mala calidad pueden provocar serios daños en la pupila y en la retina (quemaduras).
Para cuidar tu mirada, basta seguir unos sencillos consejos:
- Evita bañarte con lentillas y, en caso contrario, utiliza lentillas desechables para prevenir la queratitis o inflamación de la córnea. Para evitar el cloro, es conveniente utilizar gafas protectoras.
- Evita los ambientes cargados o demasiado secos y utiliza colirio o lágrimas artificiales para prevenir la sequedad de los ojos. Sequedad que en muchos casos está provocada por el aire acondicionado. En las últimas semanas te has sometido a alguna intervención quirúrgica en los ojos, no sumerjas la cabeza en el agua.
- Evita la exposición prolongada al sol.
- En el caso de los niños, hay que prestar especial atención para que no se lleven las manos a los ojos, ya que puede provocar infecciones.
Prevenir es salud, por ello no hay que olvidar que si las molestias persisten o tenemos duda, hay que consultar inmediatamente al médico u oftalmólogo y, sobre todo, evita automedicarte.
