Descubrir cómo gestionar los enfados forma parte del aprendizaje para canalizar las emociones y evitar que deriven en pensamientos negativos o frustración.
El enfado es una emoción que manifestamos en forma de irritabilidad, ira, resentimiento o indignación, y provocado por algo que nos contraria o perjudica. El enfado es una de las emociones consideradas negativas y que más cuesta gestionar. Sin embargo, conviene hacer un esfuerzo para cuidar la salud mental porque enfadarse con frecuencia tiene efectos perjudiciales para la salud, desde sentirse más cansado a tener más estrés. Descubre cómo evitar que el enfado te robe el sueño y la energía.
¿Por qué es malo enfadarse?
Enfadarse no es bueno para la salud, y de hecho es una emoción que puede repercutir negativamente tanto a nivel emocional como físico. El enfado puede provocar:
- Dolor de cabeza.
- Contracturas musculares.
- Aumento del ritmo cardíaco.
- Acelera la respiración.
- Aumento de la presión arterial.
- Aumento del colesterol malo.
- Malestar estomacal.
- Reduce las defensas.
¿Cómo puedo controlar el enfado?
Vivir sin enfadarse, o al menos evitar enfadarse por tonterías, es una de las claves para aumentar la paz interior. El enfado es fácil de justificar y, de hecho, cuanto más tiempo pensemos en ello más razones encontraremos o imaginaremos. Un círculo vicioso en el que no conviene caer para no dejar que el enfado controle nuestra vida. Hay muchos tipos de enfados, y no todos fáciles de controlar. Toma nota de estos consejos para aprender a gestionar los enfados:
- Lo primero de todo es identificar la causa real del enfado y resumirla en pocas palabras, sin añadir detalles o juicios apresurados. Se trata de valorar la situación y el motivo del enfado en su justa medida. Eso nos hará ver las cosas más claras.
- Si nos enfadamos a menudo conviene indagar un poco más en los motivos, ya que pueden ser la señal de que algo no va bien, por ejemplo, por exceso de cansancio o de estrés. Los hábitos poco saludables, como comer mal o llevar una vida sedentaria, nos hacen más vulnerables a los cambios de humor.
- Evitar, en la medida de lo posible, las situaciones que nos incomodan e irritan, haciendo más fácil que nos enfademos.
- Las consecuencias de guardar las emociones serán que el enfado se intensificará y pueda derivar en ira o resentimiento. No reprimas el enfado, habla con una persona de tu confianza que sepas que no dudará en hacerte saber si estás exagerando o equivocándote. Otra opción escribirlo.
- Practica una actividad física que te motive y divierta, desde hacer running a bailar.
- Empieza el día con una sencilla rutina de ejercicios para hacer en la cama y cargarte de energía.
- Practica ejercicios de yoga o mindfulness a diario ayudará a relajar la mente y el cuerpo y a encarar las situaciones tensas de mejor manera.
- Aprender a reír cada día es una terapia eficaz para canalizar las emociones correctamente. Nuevas tendencias como el yoga de la risa se suman a la técnica de la risoterapia, no dudes en sumarte.
Técnicas de relajación para controlar el enojo
La técnicas de relajación son una herramienta eficaz para recuperar el control de las emociones. Estos son unos sencillos pasos que podemos poner en práctica ante una situación de tensión:
- Centrarse en la respiración, respirando de manera profunda, desde el diafragma, y lentamente, notando como el aire sube.
- A continuación, sin perder el ritmo, pensar en una frase positiva que nos haga sentir bien y repítela varias veces mientras vamos notando como recuperamos la calma y el control.
- Otra opción es visualizar una imagen o recuerdo que nos reconforte.
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