Los pensamientos negativos, traducidos en emociones, pueden deteriorar nuestra salud y mermar nuestro bienestar y calidad de vida. Sucumbir a las emociones negativas es algo que debemos evitar, ya que incidirán directamente en nuestra autoestima, seguridad y confianza. A todos, en algún momento, las preocupaciones y las tensiones (familiares, laborales…) nos han robado el sueño, pero conviene que no se convierta en un camino directo al pesimismo, la ansiedad y la frustración, lo que inevitablemente nos hará entrar en un peligroso círculo para la salud mental y física. En otras palabras, el pesimismo es seriamente perjudicial para la salud.
Las personas pesimistas, de hecho, tienden a sentirse mal, a manifestar fatiga o dolores en determinadas zonas corporales de manera más reiterada. Esto es debido, sobre todo, a que el estado constante de negatividad nos roba energía, agota nuestra mente más rápido. Es importante cambiar el chip y empezar a ver las cosas de otro color, dejando de lado el negro. ¿Cómo hacerlo?
Stop a los pensamientos negativos
Sin darnos cuenta la baja autoestima o la pérdida de confianza nos hacen prestar más atención a los aspectos negativos y a volvernos más inseguros y críticos con nosotros mismos. Los pensamientos negativos son un obstáculo para alcanzar nuestras metas. Para plantarle cara hay algunos sencillos consejos que podemos poner en práctica:
- Escribir los objetivos del día (sin marcarse retos inalcanzables), ayuda a concentrarse en lo importante. Centrar la atención en actividades concretas mantiene la mente ocupada.
- Escribir los pensamientos negativos nos ayuda a analizarlos con la distancia necesaria.
- Pensar en positivo. Darle la vuelta a los pensamientos y convertir las frases en positivas es un hábito que tenemos que aprender. Por ejemplo, en lugar de pensar “el estrés va a acabar conmigo”, piensa de manera objetiva en qué puedes hacer para mejorar tu bienestar, desde comer más sano, practicar un poco de ejercicio o recuperar alguno de tus hobbies.
- Reírse más. Incluso de uno mismo, porque no hay nada más efectivo para acabar con la negatividad que ponerle una sonrisa a la vida y un toque de humor a lo que nos preocupa.
- Compartir tus preocupaciones. En ocasiones hablar, y ser escuchado, es el mejor antídoto para alejar los nubarrones de la mente, así que no dudes en confiar en tus amigos o familiares para contarles tus preocupaciones. Otro punto de vista ayuda a ver las cosas de otra manera.
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