Cerveza: ¿Bebida cardioprotectora?

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Cerveza: ¿Bebida cardioprotectora? El consumo moderado de cerveza puede ser un buen aliado para nuestro corazón y, en concreto, ayudar a reducir los riesgos de lesiones cardiacas. Es el último de los beneficios atribuidos a una de las bebidas más conocidas, pero no es el único, porque la cerveza, como han constatado otros estudios, también puede ser una buena aliada para controlar dos factores de riesgo de nuestra salud cardiovascular, la diabetes y la tensión arterial elevada. ¿Cuál es su secreto? La respuesta nos la dan sus ingredientes naturales.
 
No es la primera vez que la cerveza centra la atención de los investigadores constatando que, detrás de sus ingredientes naturales, cuenta con interesantes aliados para nuestra salud. El último de los beneficios atribuidos a esta bebida tan conocida y tradicional atañe a su función cardioprotectora. Y es que, según un estudio realizado por investigadores del Centro de Investigación Cardiovascular, CSIC-ICCC, y que ha sido presentado en el reciente congreso de la Sociedad Española de Arteriosclerosis, el consumo moderado de cerveza puede ser un protector frente a las lesiones o alteraciones miocárdicas aguas vinculadas al infarto.
 
La cerveza es sinónimo de ingredientes naturales, tales como la cebada, agua y lúpulo. Una caña de cerveza nos aporta vitaminas (especialmente ácido fólico), minerales (magnesio, potasio, silicio) y fibra. La cerveza es fuente de antioxidantes naturales, entre ellos, los polifenoles (a destacar el xanthohumol, presente en el lúpulo).
 
Tal y como recoge el estudio de laboratorio realizado con animales (Intake of fermented beverages protect against acute myocardial injury: Target organ cardiac effects and vasculoprotective effects, publicado en la revista Basic Research in Cardiology), durante un periodo de diez días se les administró una dieta rica en colesterol acompañada de cerveza, con un consumo que osciló entre los 12,5 y 25 gramos de alcohol al día. A un segundo grupo se le dio cerveza sin alcohol y el grupo de control no consumió nada de cerveza. Tras el proceso de inducción de infartos, se continuó administrando la misma dieta durante 21 días más. Los resultados arrojaron que la ingesta de alcohol de manera moderada –entre los 10 y 30 gramos diarios- redujo los riesgos de infarto. En concreto, en el grupo de animales con un consumo de leve a moderado se registraron niveles más bajos de estrés oxidativo y muerte celular (apoptosis) y una mejor fibrosis reparativa del corazón. En palabras de los investigadores, el consumo moderado de cerveza ayuda a favorecer la formación del tejido cicatrizal reparativo tras padecer un infarto.
 
Otro dato que también arroja este estudio es que, durante la investigación, no se detectaron diferencias de peso entre los diferentes grupos. De hecho, el grupo que consumió de manera moderada cerveza presentaba al final del estudio mejor perfil lipídico, con un interesante aumento de las partículas de HDL o colesterol bueno.
 
Como hemos señalado, la protección de nuestro corazón no es el único beneficio que se le atribuye a la cerveza. Así, el estudio Cerveza, dieta mediterránea y enfermedad cardiovascular, llevado a cabo por el Hospital Clinic y la Universidad de Barcelona, constata que el consumo moderado de cerveza ayuda a controlar la diabetes y la tensión arterial alta (hipertensión), dos factores de riesgo de los problemas cardiovasculares. Consumo moderado que se traduce en un máximo de tres cañas para los hombres y dos para las mujeres.
 
También hay que recordar que la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria, SENC, incluye la cerveza –siempre tomada por adultos sanos con moderación y de manera opcional- en la pirámide de la alimentación saludable. Alimentación sana, variada y equilibrada para evitar otro problema de salud, la obesidad.

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