Cerebro: Activa tu memoria con una dieta sin grasa

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Cerebro: Activa tu memoria con una dieta sin grasa. Somos lo que comemos y así se refleja incluso en nuestra capacidad de memoria, la cual se puede ver alterada por una dieta con un elevado contenido de grasas saturadas, cuyo excesivo consumo no solo desequilibra la dieta sino que puede poner en serio riesgo nuestra salud cardiovascular. Además, una dieta elevada en alimentos con alto contenido de grasas saturadas, según aseguran los médicos y especialistas en nutrición, puede ser más perjudicial para la mujer.
 
Nuestro cerebro es uno de los órganos más importantes y al que debemos prestar especial atención, siendo la alimentación la que nos da las respuestas a sus necesidades para poder desarrollar de manera correcta y óptima sus funciones. Y entre ellas, la memoria, la cual podemos activar a través de una dieta sin grasas saturadas, las cuales, según avalan estudios como el realizado por el Hospital Brigham and Women de Estados Unidos, pueden ser perjudiciales y mermar la función cognitiva, provocando una pérdida de la memoria. Cuándo empezamos a perder la memoria es una pregunta a la que investigadores y especialistas tratan de dar respuesta y, sobre todo, de prevenir . Y una vez más la alimentación tiene una de las claves constatando que la adopción de unos hábitos saludables es la mejor garantía para prevenir trastornos de salud. No es la primera vez que las grasas saturadas están en el punto de mira, ya que su consumo excesivo puede aumentar los riesgos de trastornos cardiovasculares. Un efecto que también se traslada al cerebro.
 
Las grasas saturadas de origen animal es encuentran fundamentalmente en alimentos como carne roja o mantequilla. Para contrarrestar sus efectos, otros alimentos como el aceite de oliva nos aportan grasas monoinsaturadas, cuya función es activar la función cognitiva y, por tanto, ayudar a mejorar la memoria.
 

Grasas insaturadas: ¿Por qué las necesitamos?

Las grasas, tanto de origen vegetal como animal, cumplen importantes funciones en el organismo, entre otros transportar vitaminas. No podemos hacer una dieta demasiado pobre en grasas de manera continúa. Aunque es cierto que hay una relación directa entre un mayor riesgo de trastorno cardiovascular a consecuencia de una dieta excesivamente rica en grasas saturadas y colesterol, no se trata de erradicar de la dieta, sino de moderar su consumo.
 
Por su parte, las grasas ricas en ácidos grasos insaturados reportan interesantes beneficios para la salud, constituyendo un buen protector. El aceite de oliva, rico en ácido oleico (ácido graso monoinsaturado), es su mejor exponente y alimento esencial de una dieta sana y equilibrada, especialmente para protegernos de trastornos cardiacos o diabetes.
 
Entre esos ácidos grasos insaturados hay unos que nuestro organismo no genera y que debemos obtener a través de los alimentos. Su déficit puede provocar fatiga, cansancio o alteraciones en la piel. Se trata de los Omega 3 y los Omega 6, imprescindibles para el control de la coagulación sanguínea y de los procesos de inflamación, entre otros. Los Omega 3 los podemos encontrar fundamentalmente en los aceites de pescado, y los Omega 6 en legumbres, frutos secos, aceite de oliva. Estos ácidos grasos sí son esenciales para el desarrollo y buen funcionamiento del cerebro. Además, estos ácidos grasos necesitan la protección de las vitaminas, fundamentalmente A, B y E por su alto contenido antioxidante. Los alimentos ricos en estos ácidos grasos suelen serlo también en vitaminas, como las almendras, nueces, avellanas, germen de trigo, legumbres y pescados.

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