No le prestamos la debida atención hasta que aparecen los primeros dolores de espalda o de cuello. Sin embargo, adoptar una buena postura, lo que se denomina higiene postural, es fundamental para la salud. Se entiende por postura la forma en que cada uno colocamos el cuerpo, tanto en movimiento como en reposo en las diferentes actividades de la vida cotidiana. En términos médicos una buena postura corporal es la que asegura una correcta distribución del peso del cuerpo y que facilita el esfuerzo de los músculos para sostenerlo o para realizar una acción. Una mala postura, sobre todo continuada, puede causar dolor de espalda, dolores y molestias en las articulaciones de las extremidades.
El estrés y la fatiga, por ejemplo, también influyen en la postura, sin olvidar algunos elementos del entorno mal colocados (silla, mesa…) o inadecuados (temperatura ambiental, iluminación…). Permanecer mucho tiempo en la misma posición (tumbado, de pie, sentado) puede aumentar la rigidez articular y la flacidez muscular, al tiempo que la columna sufre más, al igual que cuando adoptamos determinadas posturas muy forzadas.
Higiene postural
Adoptar una buena postura (en el trabajo, a la hora de conducir…) repercute directamente en la salud, tanto física como emocional. Vamos a ver las principales razones saludables para cuidar la higiene postural:
- Reduce la tensión muscular.
- Mejora la circulación sanguínea.
- Favorece la respiración profunda, lo que favorece la sensación de calma y de concentración.
- Al respirar mejor, se reduce la sensación de cansancio.
- Mejora el proceso digestivo.
- Aumenta la vitalidad y mejora la autoestima al equilibrar el cuerpo.
- Reduce los dolores de espalda y osteomusculares.
- Previene lesiones, dolores de cuello o problemas como el lumbago.
- Reduce el estrés y la ansiedad.
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