Artritis reumatoide: Terapia biológica para frenar su evolución. Una terapia, basada en la administración de fármacos derivados de células animales o humanas, para frenar los avances de una enfermedad que, en nuestro país y según datos de la Sociedad Española de Reumatología, SER, padecen en torno a 250.000 personas, lo que se traduce en el 0,5% del total de la población. Una patología crónica, autoinmune, caracterizada por la inflamación de las articulaciones y en cuyo tratamiento la terapia biológica, tal y como han expuesto los expertos, puede ser un importante aliado.
El diagnóstico precoz es fundamental en el abordaje de la artritis reumatoide, de ahí la importancia de acudir al médico cuando antes. La detección precoz de esta enfermedad ayuda, tal y como subrayan los especialistas de la Sociedad Española de Reumatología, a ralentizar su evolución y síntomas. Tratamientos en los que se siguen dando pasos importantes, y entre ellos, la nueva terapia biológica, de la que se ha hablado estos días en el VII Simposio sobre Artritis Reumatoide, reunión científica con la participación de más de 400 reumatólogos, y en la que se ha expuesto incluso la posibilidad de que poder suspender la medicación de manera temporal en los casos en los que se haya experimentado una notable mejoría. Una posibilidad que ha sido planteada para su debate dado los resultados de esta novedosa terapia, de la cual los especialistas han expuestos sus pros y sus contras.
Tal y como hemos señalado, la inflamación de las articulaciones es su síntoma más característico, pero no el único. Otros síntomas que pueden acompañar a esta patología autoinmune, crónica e invalidante, son dolor, rigidez y dificultades para moverse, hinchazón y deformación de los huesos. La artritis reumatoide no solo afecta a las articulaciones (manos, pies, hombros, muñecas, caderas, rodillas y codos, las articulaciones más móviles), sino que también tiene la capacidad de extenderse a otros órganos, como los pulmones, riñones, corazón. Si no se trata, la inflamación puede terminar dañando los huesos, tendones y ligamentos que revisten la articulación. Los primeros síntomas pueden aparecer entre los 20 y los 30 años. Un fallo en el sistema de defensas es la causa a la que apuntan los especialistas a la hora de hablar del origen de esta enfermedad, si bien siendo una pregunta sin respuesta por qué se produce este o qué hace que las células dejen de funcionar adecuadamente.
Junto a los tratamientos convencionales, en los últimos años se han venido aplicando otras terapias cuyos resultados permiten son bastante positivos. Tratamientos dirigidos a ralentizar el avance de la enfermedad y a mejorar la calidad de vida del paciente. La terapia biológica, basada en la administración de fármacos derivados de células animales o humanas, han demostrado su capacidad y eficacia para ralentizar el avance de la enfermedad y, en algunos casos y como han señalado los expertos, revertirla de manera moderada. Es por este motivo por el que han planteado la posibilidad de retirar, de manera temporal y paulatina, la medicación, si bien solo a aquellos pacientes en los que se ha constatado una evidente y notable mejoría.
Aunque la terapia biológica arroja resultados esperanzadores para el tratamiento de los pacientes con artritis reumatoide, tiene algún contra todavía, y es que se trata de una terapia cara. Su coste se sitúa en torno a los 6.000 euros al año.