El agua mineral es la bebida idónea para mantener una buena hidratación. Pero dentro de los tipos de agua, ¿cuál te conviene más? Y es que no todas las aguas son iguales y así podemos encontrar aguas bicarbonatadas, cálcicas, sódicas, hiposódicas, fluoradas o magnésicas, entre otras. Las aguas minerales nos aportan oligoelementos indispensables para mejorar las funciones vitales. Solo tenemos que elegir la que nuestro cuerpo necesita. Veamos las propiedades y beneficios de cada una de ellas para acertar en la elección.
Beber agua es fundamental para asegurar el equilibrio de nuestro nivel hídrico. En otras palabras, para evitar la deshidratación. De hecho, no hay que esperar a tener sed para beber. Una incorrecta hidratación tiene consecuencias, entre otras, reduce el rendimiento y la funcionalidad mental. Los expertos en nutrición aconsejan beber entre dos y tres litros de agua al día, necesidades que lógicamente varían en función de la edad, el peso, la actividad física y el clima. Además, hay determinados grupos de edad a los que es necesario prestar más atención, como es el caso de los niños y adolescentes (más actividad física y menor tolerancia al calor), las embarazadas (el agua es el componente esencial del líquido amniótico y los tejidos fetales) y las personas mayores (el mecanismo de regulación de la temperatura se deteriora y se puede perder incluso la sensación de sed).
Tipos de agua mineral y propiedades
En los minerales encontramos las diferencias entre los distintos tipos de agua y sus propiedades.
- Bicarbonatadas: Antiácidas, favorecen la digestión y protegen el hígado. También favorecen la actividad del páncreas. Este tipo de agua está especialmente recomendada en los casos de diarrea o de úlcera.
- Magnésicas: El magnesio es un mineral al que se le atribuye la propiedad de ayudar a reducir el estrés, al tiempo que ayuda a fijar el calcio de los huesos. También puede tener efecto laxante.
- Cálcicas: Agua que ayuda a prevenir la aparición de osteoporosis, una patología a la que las mujeres somos más vulnerables, y las caries. Recomendada en los casos de niños, embarazadas y personas mayores.
- Sódicas: Deben evitarse en los casos de problemas de riñón, de corazón o de retención de líquidos. No son aconsejables para los niños y mayores.
- Hiposódicas: Beneficiosas para los casos de problemas renales, hipertensión o retención de líquidos. Buenas para los bebes y ancianos.
- Fluoradas: Tomada en cantidades adecuadas, ayudan a prevenir las caries.
- Carbónicas o con gas: Favorecen la digestión, estimulan la secreción de la mucosa y el movimiento gástrico. Estimulan el apetito y la función intestinal.
- Agua de mineralización débil: Favorecen la diuresis. Son adecuadas en casos de cálculos renales y también para preparar los alimentos infantiles.
Para no tener ninguna duda, a la hora de adquirir uno u otro tipo de agua mineral conviene fijarse siempre en la etiqueta, la cual debe recoger todos los datos relativos al agua (si es de manantial o potable preparada, entre otros), así como el contenido de los minerales que la caracterizan y que permanecen estables en el tiempo y el grado de mineralización (débil, muy débil o fuerte). También debe indicar el lugar del que procede, ya que el terreno determina las características del agua.
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