Por qué las mujeres se enamoran de los malos: Respuestas

Por qué a las mujeres nos gustan los malos
Las respuestas de por qué las mujeres se enamoran de los malos. Te contamos los secretos de esa extraña sensación de atracción que sentimos las mujeres hacia los hombres más duros.
Normalmente cuando le preguntan a cualquier mujer acerca de su prototipo de hombre ideal, su respuesta suele ser del tipo: “Sensible, romántico, que me haga reír y sea detallista”, pero en la práctica no siempre suele ser así, y es que todas, o el 99% de las mujeres, se sienten atraídas por los llamados ‘hombres malos’.
 
Con este apodo no nos referimos ni mucho menos a los hombres que maltratan a sus parejas de cualquier forma, o que les hagan sufrir, sino a los tipos duros con pinta de independientes que en su apariencia parecen no hacer el más mínimo caso a las mujeres que les rodean y en sus vidas no hay sitio para el amor.
 
Seguro que en algún momento te has llegado a enamorar perdidamente del ‘chico malo’ del cole, o de tu grupo de amigos, o te has quedado prendada sin saber por qué de ese compañero de trabajo que nunca sonríe, siempre llega en moto con su cazadora de cuero, no es demasiado hablador y nunca te presta la más mínima atención, y es que a las mujeres por naturaleza nos encantan los retos, cuanto más imposibles mucho mejor, y si algún hombre no nos mira en realidad pensamos: “Se está haciendo el interesante”.
 
Existen varias explicaciones para esta atracción tan intensa y a la vez absurda que todas nosotras hemos sentido alguna vez.

  • Nuestros ancestros: En la Prehistoria, las mujeres preferían a los hombres que sabían que al final del día les traerían la carne del mamut que habían cazado para que no pasaran hambre, y les protegerían de cualquier peligro que les acechara, tanto a ellas como a sus hijos, y esos eran los hombres más duros de la tribu.
  • La dopamina: La también llamada hormona de la felicidad es la principal responsable de esta costumbre; si sonreímos a un bebé para que se ría y lo hace al instante, nos sentimos satisfechas y esta hormona se relaja, mientras que si sonreímos a un hombre y él no responde, la dopamina se revoluciona y nuestras ganas aumentan aún más, sintiendo la atracción del encanto de lo prohibido.
  • Somos luchadoras por naturaleza: Seguramente habrás escuchado alguna vez que las mujeres no nos rendimos hasta que conseguimos lo que queremos, y en general es completamente cierto, viene en nuestro ADN.

Si buscabas una respuesta acerca de esta incógnita ya la has encontrado, así que no te sientas una masoquista si a ti también te pasa, es totalmente natural.

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