Tener una correcta postura corporal es beneficioso para la salud. Seguro que sabes que si consigues corregir tus malos hábitos posturales te ahorrarás muchos dolores de espalda pero lo que no sabes es que también ligarás más. Sí, cómo lo lees. La posición de tu cuerpo y la forma en la que colocas tus brazos y tus piernas son capaces de decir mucho sobre ti. Descubre qué es lo que transmites y como conseguir la pose perfecta.
Hombros atrásTampoco se trata de que vayas como algunas celebrities, pero el truco está en sacar pecho y echar los hombros hacia atrás. Para saber cuál es la postura ideal colócate de lado frente al espejo (mejor si llevas una camiseta ajustada o haces este ejercicio sin ropa). En lugar de centrar tu atención en los hombros, lo que debes hacer es acercar lo más posible los omoplatos a la columna vertebral.
Como ves, los hombros se desplazan ligeramente hacia atrás pero la postura no queda tan forzada como si los desplazaras directamente esa dirección. Una vez que tus omoplatos se junten en tu espalda, lleva la atención a tus lumbares. Si están ligeramente curvas hacia dentro tu postura será correcta, debes conseguirlo sin forzar la pelvis hacia atrás. Por último, tu cabeza debe estar alineada con el cuello. Acerca la barbilla al cuello para evitar que tu cabeza vaya por delante de tu cuerpo y estira las cervicales.
Mantener esta postura todo el día te puede resultar muy complicado, sobre todo al principio o si pasas mucho tiempo en la misma postura (haz lo mismo cuando te sientes). Intenta revisar tu postura de vez en cuando para asegurarte de que estás bien colocada.El yoga y el pilates son dos disciplinas muy efectivas para corregir la postura. Un truco: imagina que tienes un hilo que sale de tu cabeza y tira hacia arriba de ti. Estira tu cuerpo, crece y no te olvides: ¡hombros atrás!
Lenguaje corporalTodo esto no servirá de nada si tu lenguaje corporal muestra que eres insegura y poco comunicativa. Cuando tengas una cita, procura, además de ir recta como te hemos explicado, no cruzar los brazos. Este gesto, involuntario en muchas ocasiones, crea una barrera entre tú y tu interlocutor (tu ligue) y le transmite que no quieres que se acerque, que no quieras hablar. Es como si te protegieras de él.
Frotarte las manos, hacer movimientos rítmicos con las piernas… le dicen que estás nerviosa. Trata de calmar tus nervios con la respiración y efectúa gestos más desenfadados y coquetos pero sin pasarte. Por ejemplo, meterte el pelo detrás de las orejas, tocarle el brazo, bajar la mirada y sonreír, morderte el labio cuando le miras… son gestos más o menos sutiles que dejan claro que te gusta.
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