Pocas parejas deciden terminar con su relación sin tensiones por medio. No podemos negar que la mayoría de los matrimonios concluyen por desavenencias y diferencias irreconciliables, que muchas veces no suponen un comportamiento racional. Sin embargo, no todos los divorcios tienen por qué ser así, y siempre se puede poner un granito de arena para que en el proceso de divorcio haya un cierto entendimiento. Los divorcios por mutuo acuerdo son una realidad, y no es necesario atacarse constantemente en el proceso. Además, un divorcio amistoso es fundamental en el caso de hijos en común con la pareja, pues la labor de ambos padres es protegerlos. Hoy te ofrecemos algunos consejos para tener un divorcio tranquilo:
Llevarlo a cabo
Muchas parejas retrasan su divorcio porque no quieren hacer daño a sus hijos o porque no se sienten preparadas. Pero ese periodo de tiempo en el que la pareja ya desea separarse y la separación real, puede llegar a ser mucho más desgastante que el propio divorcio. Las peleas pueden incrementarse, el rencor, la convivencia empeora… En realidad, muchas veces es mejor tomar la decisión con prontitud, pues esto puede favorecer que el divorcio sea lo más amistoso posible, que ambas partes se sientan mucho más tranquilas y que los hijos sufran menos.
Hacer un esfuerzo de comunicación
Aunque como pareja no hayáis tenido una buena comunicación, es importante que hagáis un esfuerzo en el divorcio. Nunca podréis llegar a acuerdos en los que ambas partes estén conformes si no tenéis comunicación y habláis de la situación. Es importante que cada parte de la pareja reflexione sobre qué desea y qué espera del otro para poder comenzar con la negociación, pues si no se tiene claro se puede convertir en un proceso demasiado complicado.
También es necesario mantener una actitud de respeto hacia las necesidades del otro y acudir a las negociaciones con la mente abierta y cierta actitud de flexibilidad.
Si lo creéis conveniente, podéis acudir a un mediador social para que os ayude a facilitar el entendimiento mutuo.
No involucrar a los hijos
La mayor parte de las discusiones de divorcio se producen por cuestiones relacionadas con los hijos: manutención, custodia, tiempos de visita, vacaciones… Es importante tener en cuenta su opinión en las cuestiones que los involucren, pero lo ideal es que los hijos queden al margen de las discusiones y el proceso de negociación.
Dejad este tipo de cuestiones para momentos a solas o cuando os reunáis con los abogados. Es importante tratar de evitar el mayor estrés posible a los hijos, favoreciendo así su salud emocional y alejándolos de trámites burocráticos y de posibles discusiones irracionales.
Pensar en los beneficios de un divorcio de mutuo acuerdo
La principal razón por la que una pareja decide poner fin a su relación es porque considera que merece felicidad por separado. Es decir, si el divorcio es idea de ambas partes, probablemente ambos queréis cambiar vuestra vida y continuar con ella para ser felices. Y aunque una de las partes no lo desee, si es un hecho, es importante aceptar que hay otras posibilidades de vida. Por tanto, cuanto antes terminéis con este proceso, antes podréis retomar vuestra vida.
Un divorcio tranquilo y amistoso tiene muchas ventajas. Puede favorecer una relación cordial e incluso de amistad a largo plazo, algo importante en el caso de hijos por medio. Tanto los hijos como la pareja no sufren tanta tensión y estrés y, además, es mucho menos costoso que un divorcio no amistoso y, por lo general, la repartición de bienes suele ser un poco más equitativa.
Si estás en un proceso de divorcio, mantén contemplada la posibilidad de tener un divorcio de mutuo acuerdo. Te evitarás muchas tensiones y quebraderos de cabeza.
Y para hacerlo bien, mira las claves que debes tener en cuenta en un divorcio y estos 11 consejos para conseguir ser amigos después del divorcio.