Internet se nutre de las modas pasajeras que crean sus usuarios y ahora es el turno de hacer el maniquí. Alguien sube un vídeo haciendo algo, se vuelve viral y aparece una oleada de imitadores. La nueva moda ya se ha gestado, y aquí es dónde aparecen los profesionales. Los creadores de contenido virtual también se nutren de estas modas. Son estos los que terminan de dar el pistoletazo de salida, los que convierten la moda en algo más cercano, más real. Algo que realmente está pasando. Los medios de comunicación tradicionales tampoco pueden obviar el impacto de los virales en las redes, y acaban haciendo su propia aportación a la tendencia. Lo mismo ocurre con las celebridades, que ven en estos virales, estas modas, una oportunidad perfecta (y económica) para reforzar su imagen de marca.
La nueva tendencia global es el maniquí. ¿Referentes? Probablemente el harlem shake, gloria viral pasajera que en su día enloqueció a Internet. El hype que generaban unos vídeos que apenas llegaban al minuto, en los que un grupo de gente empezaba a moverse a lo bestia al ritmo de la canción, era garantía segura de visitas. Eran vídeos que podrían calificarse como extraños, bizarros en el sentido anglosajón de la palabra. La realización era escueta, a base de planos fijos. Lo importante era lo que pasaba en el interior. La espectacularidad, la locura de los movimientos e incluso la comicidad de los mismos eran los factores clave de aquella tendencia.
El maniquí es distinto. El harlem shake era muy YouTube, muy Internet. Aquellos vídeos no tendrían cabida fuera del mundo virtual. El maniquí, o mannequin challenge, sí. Las pautas, como en todo lo viral, son simples: un grupo de gente se queda inmóvil en un espacio determinado, y una cámara recorre este espacio, enfocando a todos y cada uno de los participantes. Es una moda elaborada, requiere de una buena realización. Son vídeos rodados en plano secuencia, estilo steadycam, muy cinematográficos. Además, es necesaria una implicación por parte de los integrantes de los vídeos, ya que estos deben ser creíbles. Todo el mundo debe estar concentrado, nada de saltar de un lado a otro a lo loco. Los participantes han de estar inmóviles, petrificados, en posturas que den la sensación de que se ha congelado la realidad. No es una moda en la que haya cabida para la anarquía y el cachondeo. Un buen resultado requiere de una ejecución correcta, bien organizada.
A la moda se han sumado programas de televisión, y hasta Hillary Clinton. Sin duda, una tendencia interesante, que destaca entre las que han arrasado Internet en los últimos tiempos, gracias a su complejidad con muy pocos medios y su valor artístico. Más que virales, parecen escenas sacadas de películas de ciencia ficción, o de un capítulo de Black Mirror. Una moda novedosa gracias a un ingrediente concreto: profundidad. Deseo de huir de lo banal y crear algo trascendente, cinematográfico. El mannequin challenge, la agradecida y novedosa tendencia que arrasa en Internet.