Bonsáis de exterior: cómo cuidarlos y qué tierra comprar

Cuidar un bonsái no ha dejado de ser un arte desde que se originó en China hace unos 2.000 años. En japonés se traduce como el árbol que crece sobre una bandeja. Su cuidado y dedicación es algo más que una simple técnica. Te explicamos cómo cuidarlos y qué tierra comprar.

Antes de nada, debes asegurarte de qué especie es tu bonsái, ya que si escoges un bonsái de interior (las especies tropicales como los ficus se adaptan bien) no soportará bien la luz, los cambios de temperatura y humedad, y estas deberán mantenerse estables. Igualmente, si tu bonsái es de exterior (árboles de hoja caduca como pinos y juníperos) ten en cuanta que el clima sea el más adecuado para él.

Lo mejor es optar por un árbol autóctono. Por ejemplo, el olivo, el granado, la morera o el alcornoque se adaptan bien a un clima cálido. En cambio, el cerezo y el manzano se desarrollarán mejor en un clima más frío. El arce japonés y el tridente pueden ser cultivados si el invierno es suficientemente largo y frío como para alcanzar el descanso invernal.

Cuidados de un bonsái de exterior

Aire, agua, luz y tierra son las necesidades básicas de un bonsái de exterior. Muchos de ellos son capaces de soportar altas temperaturas en verano y agradecen los inviernos fríos, aunque las heladas pueden afectar a las raíces. En lugares de frío intenso se suele enterrar la maceta o cubrir el bonsái de paja. La parte aérea de la planta puede aguantar temperaturas bajo cero. Si hace demasiado frío y a tu árbol no le viene bien por ser la especie que es, siempre puedes meterlo dentro de casa durante esos días y aprovechar para redecorarla.

Algunas especies como los manzanos necesitan un número de horas de frío para florecer, otras como los pinos precisan de una insolación máxima y un riego muy controlado. Hay que prestar atención al exceso de agua en las raíces porque puede ocasionar hongos si no existe buen drenaje.

¿Qué tierra se debe utilizar para un bonsái de exterior?

Los componentes más importantes en cualquier mezcla de tierra para bonsái son la akadama, una arcilla dura horneada, el compost orgánico y la grava fina, que facilita el drenaje.

El sustrato que utilicemos para cultivar un bonsái es clave si queremos que este tenga una larga vida. Es importante elegirlo en función de la especie de árbol que tengamos. El bonsái vive toda su vida en un recipiente de volumen limitado, por lo que hay que procurar renovar las reservas nutritivas antes de que estas se agoten totalmente.

La norma sería añadir las cantidades de abono durante épocas de crecimiento como la primavera. También en otoño se debe abonar con frecuencia. Lo ideal es optar por combinar el abonado orgánico, que suele ser una mezcla de harina de colza, de soja, de huesos, pescado y sangre, y el químico, que suele ser mineral líquido de rápida liberación. Las aportaciones durante esta etapa deben ser semanales.

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