El retraso psicomotor, que puede afectar al normal crecimiento del niño, es un trastorno que implica la ralentización del desarrollo de las habilidades motoras que, por lo general, se desarrollan durante los tres primeros años de vida. Un retraso que, si no se trata correctamente, puede tener consecuencias en su vida adulta. Las causas de este retraso pueden ser genéticas. Es importante no subestimar las señales que, como veremos a continuación, nos pueden alertar de un posible retraso psicomotor.
Causas Es importante señalar que el retraso psicomotor infantil suele afectar a un área determinada, como las adquisiciones posturo-motrices, el lenguaje o las habilidades de interacción social. No hay que confundirlo con el que se denominaría retraso psicomotor global que también afecta a la adquisición de otras habilidades como jugar, comunicarse o resolver problemas adaptados a su edad.
Las causas pueden ser genéticas, por ejemplo asociadas a hipotonía o laxitud ligamentosa, o simplemente a una estimulación motora baja (por ejemplo, no dejar libertad al niño para que se mueva y empiece a corretear). El retraso psicomotor también puede deberse a causas neurológicas y en algunos casos, puede ser una combinación de factores la que determina el trastorno.
Tratamiento Los padres de los niños que sufren de un retraso psicomotor leve debido a una estimulación motora baja deben favorecer que el más pequeño se mueva. Por ejemplo, podemos colocarlo en el suelo y dejarle libertad para moverese, evitando el uso demasiado prolongado de asientos o sillitas para niños. Otra característica de los niños con retraso psicomotor es la dificultad para controlar la cabeza (lo normal es que controlarla a los 3-4 meses).
El retraso psicomotor también es apreciable en la postura que adoptan al sentarse, y que se adquiere después de los 6 meses. Por lo general, en lugar de gatear, en estos casos el niño prefiere arrastrarse sentado sobre el asiento para moverse de un lado a otro, aunque lógicamente no todos los niños que hacen esto padecen este trastorno. En cualquier caso, es importante consultar a su pediatra quien recomendará la terapia y ejercicios de rehabilitación apropiados. Es muy importante identificar la causa del problema para determinar cuál es le intervención más adecuada para ayudar al niño.
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