Toda madre sabe que la lactancia materna proporciona al bebé ciertos nutrientes que son muy importantes para él. Algunas mujeres aseguran que el calostro es muy importante para el pequeño, ya que le proporciona proteínas y sales minerales con baja proporción lactosa que da fortaleza a su sistema inmunitario. No obstante, dar el pecho al bebé va mucho más allá y sus efectos se extienden, incluso, hasta una edad más avanzada. Te contamos hasta qué punto influye la lactancia en la vida de los hijos.
Los efectos de la lactancia materna
Siempre se ha entendido la lactancia materna como un recurso especialmente beneficioso para el bebé. Tanto es así que la Organización Mundial de la Salud (OMS) la recomienda para aumentar las posibilidades de supervivencia del pequeño en los primeros años de vida y favorecer el correcto funcionamiento de su sistema inmunitario.
No es de extrañar que surjan estudios al respecto para comprobar su efectividad. En concreto, un estudio publicado recientemente y llevado a cabo por investigadores de la Universidad Brasileña de Pelotas asegura que dar el pecho al bebé durante un período de tiempo más prolongado podría afectar directamente a sus resultados académicos, laborales y, especialmente, a su inteligencia.
El estudio brasileño seleccionó dos muestras de adultos: una de personas que recibieron lactancia materna y otra que no. Los científicos analizaron el transcurso de sus vidas teniendo en cuenta otras variables como el nivel de vida de sus padres o la edad de la madre cuando se quedó embarazada. Tras comprobar los resultados, afirmaron que aquellos que habían recibido lactancia materna, lograron tener un mejor porvenir independientemente de su origen. Pero no solo eso, si no que, además, el futuro de estas personas fue más afortunado en función del tiempo que fueron amamantados.
La investigación pudo certificar que las personas que recibieron leche materna durante un año presentaban un coeficiente intelectual superior en 4 puntos que los que sólo la tomaron durante un mes. Estos resultados se tradujeron en una escolaridad más brillante y, por tanto, un trabajo y un salario de mayor categoría.
