El parto es un proceso tan natural como complejo. Un momento, sin duda, lleno de emociones, pero también de tensiones, especialmente cuando se trata de madres primerizas. Aunque en la mayoría de los casos todo transcurre sin complicaciones, no hay que subestimar los riesgos. Tanto los recursos humanos como médicos son cada vez más cualificados, pero siempre hay un cierto riesgo potencial que conviene prever. ¿Cuáles son los posibles riesgos del momento del parto? Vamos a verlo de manera más detenida.
Factores de riesgo En el momento de dar a luz, la probabilidad de que surja alguna complicación aumenta en presencia, principalmente, de tres factores de riesgo. La obesidad de la mujer que dificulta su trabajo de parto, la edad tardía de la madre y la necesidad de una cesárea son circunstancias a tener en cuenta.
En casos especiales, cuando el nacimiento del bebé no puede suceder de forma natural, la única alternativa es la cesárea. Una operación quirúrgica a todos los efectos que facilita para la extracción del bebé a través de una incisión, un corte, practicado en la pared abdominal y en el útero de la mujer. Sí hay que subrayar, para evitar malentendidos y evitar alarmas innecesarias, que la práctica la cesárea en sí misma no se considera un riesgo y solo en casos excepcionales puede aparecer alguna complicación porque no podemos olvidar que se trata de una cirugía. Los peligros para el futuro bebé en la intervención en sí pueden ser posibles cortes accidentales con un bisturí o lesiones durante la extracción del útero de la madre.
La futura mamá, después de la cesárea, puede padecer los efectos de la anestesia, sin olvidar otras molestias como depresión respiratoria, malestar o dolor en el estómago, que puede durar varios días. El médico también estará muy pendiente para evitar una posible hemorragia, la cual puede producirse durante la cirugía o en los días siguientes, o la aparición de lesiones en la vejiga.
La obesidad de la madre es, como hemos apuntado, otro factor a tener en cuenta. Obesidad que hace referencia tanto a los kilos de más antes del embarazo como al incremento de peso durante los nueve meses. Cuando la futura mamá se enfrenta a un embarazo en condiciones de sobrepeso severo, los riesgos aumentan, porque el cuerpo es más débil y le obligamos a realizar una mayor esfuerzo, en comparación con lo que ocurre en una mujer de peso normal. Las mujeres obesas son consideradas de mayor riesgo en el momento del parto. En particular, las complicaciones (que pueden ser severas) que pueden aparecer son la enfermedad trofoblástica, aneuploidía, es decir, la preeclampsia, una enfermedad caracterizada por edema (hinchazón), proteinuria (proteína en la orina) y la hipertensión; aumentando la posibilidad de la aparición de coágulos de sangre peligrosos.
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