Dieta infancia: El colesterol también es cosa de niños. Y es que, tal y como alerta la Asociación Española de Pediatría, más del 20% de los niños tiene niveles de colesterol alta –por encima de los 200 mg/dl-. Cifras que constatan que la alimentación es una asignatura pendiente –con especial atención al consumo de grasas y de sal- en el caso de los más jóvenes. No es el único hábito saludable en el que hay que incidir para reducir unas cifras que los pediatras califican de alarmantes ya que lo que comemos nos hace más o menos vulnerables a padecer determinadas patologías crónicas.
Hipertensión, diabetes, problemas de peso –sobrepeso u obesidad-, hiperglucemia o hiperlipidemia son algunas de las patologías crónicas a las que estamos expuestos si no cuidamos nuestra alimentación. Seguir una dieta sana y equilibrada es una premisa básica, a cualquier edad. Sin embargo, tal y como han alertado los especialistas –reunidos con motivo del congreso anual de la Asociación Española de Pediatría-, el porcentaje de niños que arrojan unos niveles altos de colesterol superan el 20%. Cabe recordar que el colesterol es uno de los principales factores de riesgo a las enfermedades cardiovasculares.
Vigilar el consumo de grasas y de sal, dentro de una dieta equilibrada, son dos de los consejos a seguir para prevenir tanto el colesterol como otros problemas de salud. Dieta que debe ir acompañada por la práctica de ejercicio físico de manera regular.
Si nos centramos en el consumo de grasas, tal y como recuerdan los especialistas, no todas son iguales y, de hecho, algunas son esenciales y de gran valor. Los ácidos grasos cumplen diferentes funciones, siendo recomendable incrementar el consumo de grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas, reduciendo a su vez el consumo de grasas saturadas (por debajo del 10% del total de la dieta) y evitando las grasas trans (menos del 1% de la dieta). Tanto la calidad como la cantidad de las grasas consumidas son importantes para prevenir la aparición de arteroesclerosis a edades tempranas (infancia y adolescencia).
Pero, ¿toman demasiadas grasas los niños? Según el estudio Enkid –con participación de niños entre los dos meses y los dos años-, el consumo de grasas en la dieta de niños y adolescentes se sitúa cerca del 40 por ciento del total de calorías consumidas a diario. El consumo de grasas saturadas, según el mismo estudio, supera el 13%.
La sal es otro de los alimentos a los que hay que prestar atención. El consumo de sal influye directamente en la presión sanguínea y nos predispone a padecer patologías como tensión arterial elevada o hipertensión, obesidad, patologías cardiovasculares, problemas renales o de huesos. Moderar el consumo de sal es algo que hay que aprender desde la infancia, ya que como recuerdan los especialistas la preferencia por el sabor salado de las comidas es aprendida. Según los expertos, la ingesta de sodio en la dieta de los niños entre los 4 y los 8 años no debe superar los 1,2 g/d, y en el caso de niños mayores, los 1,5 g/d.
Para que la dieta sea lo más variada y equilibrada posible los especialistas incluyen entre las recomendaciones nutricionales –niños mayores de dos años- seguir una alimentación variada, beber mucha agua, promover la práctica de ejercicio y evitar el consumo de grasas poliinsaturadas. Una dieta en la que no pueden faltar las frutas, verduras, legumbres y cereales, apostado por los alimentos ricos en fibra y reducir el consumo de sacarosa.