Dermatitis atópica: ¿Qué hacer para mejorar el tratamiento?

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Dermatitis atópica: ¿Qué hacer para mejorar el tratamiento? La dermatitis es una enfermedad inflamatoria de la piel muy común, sobre todo en niños, aunque puede persistir en la edad adulta, y que se manifiesta con la aparición de eccemas. Puede aparecer en cualquier zona del cuerpo. Se asocia sobre todo a una piel muy irritable y con mucho picor. Aunque no hay un tratamiento definitivo para curar la dermatitis, sí lo hay para controlar sus síntomas.
 
La dermatitis atópica es la patología cutánea más diagnosticada en la infancia. La aparición de eccemas, como respuesta de la piel a los antígenos, da lugar a prurito, picor, irritación cutánea y lesiones inflamatorias, las cuales varían en su aspecto y localización dependiendo de la edad. Según datos médicos, en seis de cada diez casos la dermatitis atópica aparece entre los seis y los doce meses. Además, en el 70-80% de los casos los niños tienen antecedentes familiares o personales de patología atópicas. El diagnóstico de la dermatitis es esencial para iniciar el tratamiento y reducir tanto los brotes como la intensidad de los síntomas. Un diagnóstico que desvela la causa de la dermatitis atópica y los factores que la desencadenan. La dermatitis atópica suele aparecer en personas con antecedentes de asma, rinitis alérgica y alergias alimentarias.
 
En el caso de los más pequeños, las lesiones de la dermatitis atópica se suelen manifestar en la cara –mejillas, frente- y en los pliegues auriculares, extendiéndose al cuero cabelludo. Hasta los 12 años otras localizaciones comunes son las muñecas, caderas, párpados, manos y dedos y planta del pie. En el caso de los pacientes adolescentes y adultos las lesiones se suelen localizar en las extremidades, en los brazos y espalda, dorso de las manos y pies y en los dedos.
 
La dermatitis atópica es una patología crónica. No hay un tratamiento que la cure, pero sí que la mejore, en función de la extensión de la enfermedad. Corticoides tópicos, inmunomoduladores, antibióticos son los fármacos más comunes en su tratamiento, tal y como recoge la guía de la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergia y Asma Pediátrica. También se prescriben antihistamínicos para reducir el prurito y aprovechar su efecto sedante. En los casos excepcionales de brotes intensos y agudos de dermatitis tópica, y que no hayan respondido a otros tratamientos, se pueden administrar corticoides sistémicos.
 
Además del tratamiento farmacológico hay otra serie de consejos que podemos seguir. Así, por ejemplo, hay que evitar el exceso de temperatura en los espacios cerrados. Utilizar agua tibia y un aceite de baño o jabón de pH ácido, sin detergente, y no frotar la piel con esponja. De igual manera, hay que secar la piel, después del baño, con toques suaves, sin frotar. Con la piel todavía húmeda y de forma rápida, conviene aplicar una crema para hidratar. Los baños de mar y los baños termales, evitando la exposición prolongada al sol, son recomendables, no así las piscinas (desinfectantes, cloros).
 
La ropa, mejor de algodón, de colores claros, y amplia, evitando la lana y las fibras sintéticas. Para lavarla, mejor con un jabón suave, sin lejía ni suavizante y aclarando con abundante agua.
 

Síntomas de sospecha

¿Qué señales nos alertan o nos pueden hacer sospechar? La piel seca, leves fisuraciones en el pliegue del lóbulo de la oreja, de los dedos de manos y pies, enrojecimiento y descamación del dorso de los dedos.

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