Enseñar a los niños a comer bien forma parte de su educación. Ceder ante sus caprichos a la hora de comer no es la mejor solución, ya que adoptarán la táctica de negarse a tomar determinados alimentos, llegando incluso a protagonizar alguna que otra rabieta. ¿Cómo hacer frente a sus caprichos?
Cuando se vuelven selectivos con la comida pueden adoptar actitudes como decir que no tienen hambre, pero en otros casos se vuelven más caprichosos e, incluso, aprietan la boca o escupen la comida. En este caso, hay que armarse de paciencia y no perder la calma. Lo que no hay que hacer es aprobar su mala educación en la mesa o sus negativas con sonrisas divertidas o pequeñas concesiones. No se trata tampoco de castigar al niño por no comer, pero desde luego lo que no hay que hacer es complacer sus caprichos. Lo mejor es tratar de hablar con el niño, animarlo a tomar pequeños bocados.
Las fases más críticas de la relación de los niños con los alimentos son por lo general entre los 2 y 4 años, cuando empiezan a manifestar sus preferencias por unos determinados alimentos. Aunque es cierto que puede ser agotador, no hay que dejarse vencer por la insistencia del niño y no ceder al chantaje. Ceder ante sus preferencias puede afectar negativamente a la construcción de unos hábitos alimenticios saludables. Las gratificaciones o los premios dulces, tomar un zumo de fruta, por ejemplo, no deben ser el sustituto habitual del agua en las comidas o de las piezas de fruta fresca a la hora del postre. Demasiadas concesiones con el azúcar pueden aumentar los riesgos de caries y sobrepeso. De hecho, un error muy común es decirle al niño que si se come la verdura, de postre podrá tomar helado, ya que puede podemos confundir al niño al llegar a pensar que la verdura es un alimento malo y el helado bueno.
Para estimular su apetito, es aconsejable hacer los alimentos más atractivos, preparando recetas divertidas. En otras palabras, enmascarar los platos haciéndolos más colorido y atractivo. Así, por ejemplo, la verdura servida directamente en el plato puede resultarle poco interesante, pero puedes probar a hacer una composición divertida con frutas y verduras en forma de un coche, por ejemplo, o de otras figuras que se te ocurran.
Los azúcares son una tentación continúa y, en concreto los postres, pero hay que evitar que el consumo de azúcar sea demasiado alto. Para ello, es mejor hacer los postres más ligeros y sabrosos. Una fruta y yogur , por ejemplo.
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