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El verano es percibido como algo totalmente positivo por los niños, ya que para ellos es sinónimo de relajación y diversión. Sin embargo, el ambiente cálido y húmedo afecta directamente a su cuerpo, provocando un descenso considerable del apetito y la consiguiente preocupación de las madres. Te contamos 5 cosas que debes saber sobre el verano y la alimentación de los niños para que tomen todos los nutrientes que necesitan durante estas vacaciones.
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Desayuno
En verano los niños se van a la cama mucho más tarde, por lo que también se despiertan a una hora más tardía que cuando van al colegio. A veces podemos caer en la trampa de esperar a la hora de la comida, pero es un error. El desayuno es una de las comidas más importantes del día y debes asegurarte de que no se pierda el hábito. Comienza el día de la forma más saludable con un buen desayuno con leche, yogur, productos horneados, mermelada o fruta.
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Fruta y verdura
Las frutas y verduras siempre deben estar presentes en la dieta de los niños, pero es en verano cuando debe aumentarse su consumo. Los vegetales deben ser comidos crudos o cocidos, y la fruta se debe comer con la piel. Además, puedes aprovechar el tiempo libre para preparar platos de lo más divertidos para que los pequeños se lo pasen en grande a la vez que se alimentan correctamente.
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Platos principales
El pescado y la carne blanca son los alimentos más recurridos en la temporada veraniega. El pescado es rico en ácidos grasos omega 3, mientras que la carne blanca como el pollo, el pavo o el conejo tiene poca grasa y es más fácil de digerir. Eso sí, deben alternarse con las legumbres y evitar siempre las frituras.
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Agua o bebidas no carbonatadas
La mejor manera de saciar la sed de los pequeños es tomando agua, aunque también pueden tomar bebidas no carbonatadas como té helado, zumo de frutas o batidos. Estos últimos tienen la ventaja de poseer un alto contenido de vitaminas y de ofrecer la posibilidad de escoger las frutas favoritas de tu hijo.
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Muchas tomas
En verano se recomienda repartir la cantidad de comida en varias tomas, de modo que el niño coma poco a poco durante todo el día. Los bocadillos van a ser un aliado importante, especialmente en el almuerzo y la merienda. Además, es adecuado ofrecerle una serie de aperitivos ligeros de fruta, yogur o helado. A él le encantará y, lo mejor, es que se alimentará correctamente durante todo el verano.
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