Agotamiento por calor en niños: Cómo afrontarlo

Las altas temperaturas causan importantes reacciones en la población, y en especial a los más pequeños. Uno de los efectos que más se dan es el aumento de la sensación de cansancio, lo que nos impide llevar a cabo muchas de las actividades que habíamos planeado realizar. Pero no sólo eso, sino que este cansancio puede derivar en un golpe de calor en tu hijo. Te contamos cómo afrontar el agotamiento por calor en niños.

SíntomasAunque no se trate de un efecto peligroso por sí mismo, lo cierto es que el agotamiento por calor es uno de los síntomas que nos alertan de un posible golpe de calor, por lo que debemos aprender a distinguirlo y evitar que vaya a más.
Algunos de los síntomas que se presentan son el propio cansancio, el pulso rápido y débil, la respiración acelerada y poco profunda y la piel fresca y húmeda. También es muy común que el niño se queje insistentemente de sufrir dolor de cabeza, aunque no sea demasiado intenso. Además, la orina turbia también puede ser un indicador del agotamiento por calor.

Cómo afrontarloLa causa de este malestar es probablemente una ola de calor y la deshidratación que conlleva, así que lo primero que debes hacer es alejarlo del sol y de los lugares con una temperatura demasiado elevada. Llévalo a una habitación más fresca y utiliza un ventilador o el aire acondicionado para que esté en un entorno más agradable. También puedes echarle agua fría en la frente, la nuca, los brazos y la barriga para refrescarlo y evitar que llegue a marearse, aunque eso sí, con cuidado no hacer un cambio de temperatura demasiado brusco. Cuando se encuentre un poco mejor tendrás que puedes darle líquidos con sales minerales o bebidas de deportistas para que recobre su hidratación habitual.

PrecaucionesPara evitar este agotamiento lo mejor es que siempre recuerdes qué es lo que no debes hacer ante una ola de calor, como puede ser exponerte al sol en las horas centrales o no utilizar protección solar.
Debes tratar de mantener a tu hijo hidratado y fresco, haciéndole que beba agua aunque no tenga sed. Procura que tome también cosas frías como batidos o helados, y llévalo a la playa o la piscina para que el contacto con el agua regule su temperatura en los días más calurosos. ¡Podrás comprobar cómo tu hijo se siente mucho más activo!

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