Adolescentes y alcohol: ¿A qué edad empiezan a beber y por qué?

Los niños crecen muy rápido y es precisamente el hecho de haber estado presente en su más tierna infancia lo que crea un impacto mayor en ti cuando descubres que tu pequeño ha empezado a tomar bebidas alcohólicas con sus amigos. Lo mejor para estar preparada en estos casos es informarse al máximo sobre los adolescentes y el alcohol para llegar a comprenderlo y, por ende, a evitarlo. Te explicamos a qué edad empiezan a beber y por qué.

¿A qué edad empiezan a beber los adolescentes?

El descubrimiento del alcohol

Hoy en día los niños tienen una libertad que no tuvimos nosotras durante la infancia y la preadolescencia. ¿O es que no recuerdas los castigos que te caían cada vez que decías una palabrota? Es precisamente porque las nuevas generaciones cuentan con recursos digitales como Internet que les ayuda a estar al tanto de todo, dejándonos a los adultos sin secretos que esconder. Así pues, es muy fácil que los niños descubran el alcohol y todo lo que se asocia a él: diversión, nuevas amistades y éxito; lo cual se superpone a las consecuencias nefastas que ocasiona.

Edad a la que comienzan a beber alcohol

No podemos afirmar exactamente la edad a la que los adolescentes comienzan a beber alcohol, ya que cada persona es un mundo. No obstante, diversas encuestas del Ministerio de Sanidad han afirmado que los adolescentes de entre 14 y 18 años ya han probado alguna bebida alcohólica, por lo que la primera vez que se prueba el alcohol suele rondar los 14 años. No obstante, y como ya hemos dicho, existen casos más prematuros en los que lo prueban cuando apenas tienen 11 o 12 años.

¿Por qué beben alcohol?
Existen varias causas que fomentan el consumo de alcohol en los adolescentes, las cuales te detallamos a continuación.

1. Connotaciones positivas

Es precisamente esta connotación tan divertida y social que se le otorga al alcohol lo que los impulsa a beber. Ven que consumiéndolo podrán mejorar sus relaciones sociales y podrán perder la vergüenza en apenas unos minutos.

2. Rebeldía

La rebeldía característica de la edad hace que quieran probar cosas nuevas, especialmente si están prohibidas. Razonamientos como “No soy menos que un adulto” rondan continuamente por su cabeza.

3. Falta de restricciones

Diversos estudios han afirmado que los padres ven más grave fumar tabaco que consumir alcohol, cuando ambas sustancias son nocivas para la salud. Esto hace que los adolescentes tengan menos restricciones, y más aún si los padres son los primeros que lo consumen.

4. Entorno

Muchas veces son los amigos los que los impulsan a beber, ya que ejercen presión social y lo “amenazan” con dejarlo fuera del grupo o someterlo a burlas si no lo hacen.

Peligros
Son ya conocidos los peligros de consumir alcohol, pero lo realmente preocupante en la actualidad es el hecho de que los adolescentes comienzan a consumirlo de golpe en lugar de aumentar la dosis poco a poco. Esto tiene consecuencias nefastas para su salud, y es que introducir una cantidad excesiva de la sustancia hace que el organismo no esté preparado para procesarlo y, por lo tanto, se dan intoxicaciones, comas etílicos o, incluso, la muerte.
Por supuesto, esta no es la única consecuencia, y es que podrían entrar en el círculo vicioso de no saber divertirse sin consumir alcohol, lo cual acaba siendo un problema a la larga.

Consejos
Lo mejor para prevenir es dar una educación adecuada a tu hijo desde pequeño. En ella no deberás negar la existencia del alcohol y mucho menos deberás prohibirle su consumo, ya que las restricciones lo incitarán a consumirlo. Este es el error que muchos padres hacen al querer sobreproteger a sus hijos, pero acaba teniendo un efecto rebote. Hablar juntos de esta sustancia y explicarle todas las consecuencias negativas que puede tener lo ayudará a mantenerse alejado.
Una vez que crezca, el problema va a ser la presión social. Deberás enseñar a tu hijo a decir “no” y ayudarle a afrontar la situación llegado el momento. Eso sí, es importante en este punto que mantengas una relación sincera y comunicativa con tu hijo para que te cuente libremente a dónde va y qué hace con sus amigos.
Por último, y lo más importante, es que tienes que predicar con el ejemplo, demostrándole que una vida saludable es mucho mejor para todos.

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