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Ser madres nos cambia la vida de una forma radical, y es que nuestro estilo de vida se transforma por completo, adaptándose a las necesidades de nuestro bebé. Algunas personas no llegan a comprender el porqué de nuestros nuevos hábitos, pero sin duda es por tu nueva condición de mamá. Te contamos las 5 situaciones que sólo se entienden después de ser madre. ¡Te sonarán muy familiares!
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Siempre llegas tarde
Seguro que más de una vez te han echado en cara que siempre llegas tarde cuando antes no lo hacías. Lo que esas personas no saben es que tu bebé siempre escoge los momentos más inoportunos para pedir comida o hacer sus necesidades. No importa si te estás preparando para salir una hora antes de casa, acabarás saliendo siempre una hora después.
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Escuchas música infantil continuamente
Estés donde estés, los dibujos animados infantiles y sus canciones envolverán tu atmósfera durante todo el día. No podrás quedar con amigos y familiares sin que recurras a ellos para tranquilizar y entretener a tu hijo, por lo que en muchas ocasiones alguien te pedirá que lo apagues. Por supuesto, no lo harás. Tu hijo es lo primero y a quien no le guste, ¡puerta!
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Son unos angelitos ante gente extraña
No importa lo traviesos que sean cuando estén en casa, cuando haya gente extraña delante se comportarán como si no hubiesen roto un plato en su vida. Lo que más te sorprenderá es que incluso se comerá todos los alimentos que rechaza en casa sin apenas esfuerzo por parte de quien se lo dé.
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Vas cargada de juguetes
Muchas veces te han preguntado por qué llevas siempre tantos juguetes y la respuesta es sencilla: porque en cualquier momento va a acordarse de ellos y lo pedirán, con la correspondiente rabieta si no se lo das. Esto ocurre también cuando vas a un centro comercial y quieren llevarse todos los juguetes. Quienes te acompañen te dirán que lo tienes mal acostumbrado, pero lo que en realidad ocurre es que el pequeño aún no sabe diferenciar entre qué cosas puede hacer y qué no, y eso ellos no lo entienden.
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Las aceras son demasiado estrechas
Cuando vas cargada con el carrito compruebas que la acera es demasiado estrecha para ti. Además, la mayoría de personas que transitan en ella no van a ponerte las cosas fáciles y en muchas ocasiones te obligarán a bajar a la carretera para poder avanzar. No es de extrañar que cuando tengas prisa te sientas como si estuvieras en una intrépida carrera de obstáculos.
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