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Los reyes Felipe y Letizia han presidido la tradicional Pascua Militar en el Palacio Real con la asistencia de unos 150 invitados, entre militares y guardias civiles. Un acto con el que inauguran su agenda oficial de este 2016. Esta celebración marca el inicio del año militar y sirve para hacer balance del curso anterior y marcar las líneas de acción para el siguiente. Y donde una vez más lo más comentado fue el look de la reina.
Los Reyes presidieron, al igual que el año pasado en su estreno, en el Palacio Real de Madrid la tradicional celebración de la Pascua Militar, que está profundamente enraizada en la vida castrense española. Con uniforme de gala de capitán general del Ejército de Tierra, don Felipe llegó a doña Letizia, quien ha elegido un elegante vestido negro que ha conjuntado con un blazer en color blanco. Los Reyes han sido recibidos en el Patio de la Armería con el himno nacional y la salva de 21 cañonazos reservada para los actos castrenses presididos por el monarca. Todas las miradas se centraron en ella.
El discursoEl Rey, agradeció a todos los militares el distintivo de los Capitanes Generales «Un símbolo que acepto como un gran honor y con la alta responsabilidad que representa». Asimismo, Felipe VI señaló la intensidad de los aconteceimientos militares ocurridos durante el año 2015 y el reconocimiento de la sociedad ante la decidida vocación de servicio a España que «...agradece profundamente vuestro ejemplo y entrega a los intereses generales». El Rey recordó su visita al Líbano donde comprobó». Una vez finalizados los saludos, Don Felipe y Doña Letizia, las autoridades asistentes y los miembros de las comisiones accedieron al Salón del Trono y ocuparon sus lugares. En esta ocasión Letizia no llamó la atención por haber gastado mucho dinero en eu vestuario, como sí ha hecho el pasado 2015.
La celebración de la Pascua Militar está profundamente enraizada en la vida castrense española. Su origen se remonta al reinado de Carlos III, cuando, el 6 de enero de 1782, se recuperó la localidad menorquina de Mahón, que se hallaba en poder de los ingleses. Como expresión de júbilo, Carlos III ordenó a los virreyes, capitanes generales, gobernadores y comandantes militares que, en la fiesta de la Epifanía, reuniesen a las guarniciones y notificasen en su nombre a jefes y oficiales de los ejércitos su felicitación.