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Los correos electrónicos de Iñaki Urdangarín sí se pueden hacer públicos. Así lo ha determinado el Juzgado de Primera Instancia nº46 de Barcelona, que ha desestimado la demanda interpuesta el 14 de mayo de 2013 por el duque de Palma contra Diego Torres y siete medios de comunicación, por intromisión ilegítima en el derecho a la intimidad personal y familiar del demandante tras la divulgación y difusión de unos correos electrónicos que contenían información sobre las presuntas infidelidades del ex jugador de balonmano. Un duro mazazo ya que esto puede provocar un antes y un después en su relación con la infanta Cristina.
A Iñaki Urdangarín le ha salido el tiro por la culata. La Justicia ha desestimado su demanda contra varios medios de comunicación y contra su exsocio Diego Torres por intromisión ilegítimo en la intimidad. En la demanda exigía que se condenara a todos los demandados a “cesar inmediata y definitivamente y a que se abstengan en lo sucesivo en el descubrimiento, revelación, publicación, difusión y divulgación en cualquier modo y por cualquier medio del contenido de los mensajes de correo electrónico en poder del codemandado D. Diego Torres Pérez», se explica en la sentencia. Además, que se condene a los demandados a abonar la cantidad de un euro como indemnización simbólica por el daño moral causado por las referidas intromisiones ilegítimas. Así que, si el duque de Palma no quería una taza, la justcia le ha dado dos.
Todo se remonta a julio de 2013, cuando la revista Mongolia, que curiosamente no se encontraba en la lista de publicaciones demandadas, aprovechó la oportunidad para hacer públicos los correos de los que se desprende una relación de amor con la esposa de uno de sus mejores amigos mientras estaba casado con la infanta Cristina. Un terremoto en su relación pero que parece no haberle afectado, ya que siguen juntos y felices como ha quedado demostrado la pasada Semana Santa.
En marzo de 2014, la Fiscalía daba la espalda a Iñaki Urdangarin pidiendo que se desestimaran los cargos contra los medios al estimar que no se vulneró su derecho a la intimidad, ya que envió los mensajes desde un ordenador profesional al que tenían acceso varias personas, desde el medio centenar de empleados del Instituto Nóos hasta el CNI y posteriormente, a raíz del famoso caso Nóos, la Policía Nacional, el juzgado y un informático que contrataron para vaciar el dispositivo.
De esta forma, la Justicia le da la espalda y los correos electrónicos podrán ser publicados sin problemas. Otro duro palo para el exjugador de balonmano.
