Perder peso con una porción de dulce en el desayuno. Ponerse a dieta o decidirse a perder esos kilitos de más no tiene por qué ser sinónimo de renunciar a todo lo que te gusta. De hecho, darse un capricho dulce en el desayuno, la primera comida del día, e incluso la más importante, puede ayudar no solo a perder peso, sino a evitar el temido efecto rebote. Un desayuno que, eso sí, debe cumplir una serie de requisitos, como el no sobrepasar las 600 calorías y ser rico en proteínas y carbohidratos.
Los expertos calculan que, aproximadamente, una de cada siete dietas puede generar apatía e, incluso, ansiedad, ya que no conseguimos los resultados esperados o, por el contrario, simplemente es demasiado estricta y nos obliga a renunciar a casi todos los alimentos que nos gustan. Cierto es también que uno de los primeros alimentos que se cae de nuestro menú cuando nos decidimos a perder los kilos de más es el postre y, en concreto, el dulce. Pero renunciar a darse un pequeño capricho no tiene por qué estar reñida con perder peso. Los amantes del chocolate, un alimento con beneficios y propiedades interesantes para nuestra salud, están de enhorabuena, y es que según un reciente estudio sobre nutrición (realizado por investigadores de la Universidad de Tel Aviv) incluir una porción de dulce en un desayuno equilibrado de 600 calorías y rico en carbohidratos y proteínas ayuda a nuestro cuerpo a perder los kilos de más. No solo eso, sino que también ayuda a evitar el temido efecto rebote, es decir, recuperar los kilos cuando se abandona la dieta.
Según los autores del estudio, el prohibir tomar dulces en la dieta puede generar un estado de ansiedad. Por este motivo, si en la comida más importante del día, el desayuno, incluimos un pequeño antojo, evitaremos las tentaciones durante el resto de la jornada. Además, precisamente por la mañana, nuestro metabolismo es cuando está más activo, lo que hace que quememos más calorías y más rápido. De hecho, una de las recomendaciones básicas de los expertos en nutrición es que no debemos saltarnos nunca las comidas, en especial el desayuno, al cual en ocasiones no prestamos la suficiente atención por las prisas o la desgana de la primera hora del día. Pero desayunar mal o no desayunar solo hará que se estime la hormona del apetito. Un buen desayuno se traduce en una puesta a punto de nuestro cerebro, nuestro metabolismo y nuestro organismo.
De hecho, los resultados del estudio son concluyentes. Los participantes que, durante un periodo de 8 meses, incluyeron en su desayuno de 600 calorías una porción de postre (tarta, galletas, una onza de chocolate) perdieron una media de entre 15-18 kilos más que el grupo al que se prohibió tomar dulces durante el tiempo que duró su dieta. Todos los participantes compartían un diagnóstico, obesidad no diabética.