Osteoporosis: Suma lácteos a tu dieta

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Osteoporosis: Suma lácteos a tu dieta. La osteoporosis se caracteriza por la fragilidad de los huesos. De hecho, estamos ante una patología cuyo primer síntoma en muchas ocasiones es una fractura. La prevención juega un papel importante, prevención que debe mantenerse en todas las etapas de la vida, ya que la premisa es el cuidado de la salud de nuestros huesos. Los lácteos, por su contenido en nutrientes esenciales para nuestra salud ósea, constituyen un buen aliado que no debe faltar en nuestra dieta.
 
La osteoporosis es una patología que afecta directamente a los huesos y que, además, tiene rostro femenino, ya que su prevalencia es superior entre las mujeres. De hecho, según los últimos datos, su prevalencia va en aumento y se estima que en el plazo de una década medio millón de mujeres pueden padecer osteoporosis. Una patología caracterizada por la fragilidad de los huesos. Un hueso frágil y poroso aumenta el riesgo de fractura, una de las principales complicaciones de la osteoporosis.
 
La prevención juega un papel importante para prevenir precisamente la fractura de los huesos, siendo los de la columna, muñeca y cadera los que suelen verse más afectados. Y en el capítulo de la prevención, ésta no debe estar presente en todas las etapas de la vida, ya que se trata de cuidar la salud de nuestros huesos. Prevención que incluye seguir una dieta sana y equilibrada. Así, en la infancia y la juventud el objetivo de la dieta es aportar nutrientes tan esenciales como el calcio y la vitamina D para asegurar una masa ósea correcta. En la edad adulta, la dieta debe ayudarnos a prevenir la pérdida ósea. Aquí los hábitos saludables siguen siendo muy importantes, siguiendo un estilo de vida en el que, además de una correcta alimentación, se debe realizar ejercicio físico y evitar el hábito del tabaco.
 
Los lácteos, dentro de la dieta, nos ayudan a cuidar nuestros huesos, ya que son una fuente esencial de calcio y vitamina D. Lácteos que podemos incluir en el desayuno, comida y cena. Así, siguiendo la propuesta de la Fundación Española del Corazón, en el desayuno podemos tomar un vaso de leche, con tostada de queso fundido y una pieza de fruta, o bien dos yogures, un sándwich de jamón y queso y una pieza de fruta. En la comida, yogur, natillas o flan como postre. Y para la cena, yogur, cuajada o arroz con leche.
 

Calcio y vitamina D

El calcio es un mineral esencial para la salud de los huesos. La principal fuente de calcio son los lácteos, como la leche, los quesos, el yogur y los postres lácteos. En menor cantidad también está presente en los vegetales de hojas verdes, como las espinacas; en las legumbres, como los garbanzos; en los frutos secos y el pescado azul, como las sardinas.
 
Por su parte, la vitamina D ayuda a regular los niveles de calcio y fósforo en sangre, favoreciendo la absorción intestinal de calcio. La carencia de esta vitamina puede provocar raquitismo y debilidad muscular, un factor de riesgo de caídas. El queso, la leche y la mantequilla son tres de los alimentos que nos reportan esta vitamina.

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