El índice de masa corporal (IMC) permite detectar posibles problemas de peso, pero en realidad, ¿es fiable para diagnosticar la obesidad? Lo cierto es que no es una herramienta definitiva de diagnóstico, ya que será necesario realizar otros exámenes médicos adicionales para determinar si el exceso de grasa es un problema. Es decir, a la hora de medir la obesidad, el IMC es una variable a la que hay que sumar la localización de la grasa, los pliegues cutáneos, los hábitos alimenticios, la actividad física y los antecedentes familiares.
¿Qué es?
El IMC, tal y como explica la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad, se aplica para clasificar el estado ponderal de la persona, calculándose a partir de una sencilla fórmula: peso(kg)/talla(m2). Si el resultado se sitúa entre 25-26,9 ya se considera indicativo de sobrepeso, y a partir de 30 indicaría obesidad.
¿Es fiable el IMC?
Un estudio realizado por la Clínica Universidad de Navarra constató que, en realidad, el índice de masa corporal puede inducir a error hasta en un tercio de las personas. Según su IMC serían consideradas delgadas pero, si se tiene en cuenta el porcentaje de grasa corporal, son obesas.
Y es que es precisamente el porcentaje de grasa corporal es el que debe determinar si una persona tiene o no problemas de sobrepeso u obesidad. Así lo subrayan los especialistas en endrocrinología y nutrición tras constatar, como recogía este estudio, que el índice de masa corporal (resultado de dividir el peso en kilos entre la altura) arrojaba una tasa de error demasiado elevada. De hecho, hasta en un 29% de las más de 6.000 personas analizadas para esta investigación que, según el IMC, estarían en el grupo de las delgadas, en realidad presentan problemas de sobrepeso. Por su parte, en 8 de cada diez casos el IMC habla de sobrepeso, cuando en realidad se trataría de obesidad. Aquí es donde entra en juego la grasa corporal, variable que sí ha sido tenida en cuenta por los investigadores para hallar una fórmula más precisa para determinar y diagnosticar con mayor fiabilidad si una persona tiene o no problemas de sobrepeso u obesidad.
Para constatar el margen de error de la fórmula del IMC a la hora de calcular el porcentaje de grasa corporal se utilizó el denominado método de la pletismografía por desplazamiento de aire. Método especializado para el que se requiere de un equipo (BOP-POD) que permite medir el volumen corporal mediante el desplazamiento de aire que produce el cuerpo en el interior de una cámara especial (entre otras características, mantiene la presión, la humedad y la temperaturas siempre constantes).
Un estudio que además arrojó otros datos a tener en cuenta, sobre el perfil lipídico de los pacientes –probabilidades de problemas coronarios-, los niveles de glucosa en sangre y otros factores de riesgo cardiaco y metabólico. Biomarcadores que, según los investigadores, permiten constatar que éstos últimos, los factores de riesgo cardiometabólico, eran mayores entre los pacientes delgados o con problemas de sobrepeso, según la fórmula del IMC. Sin embargo, si se tenía en cuenta su porcentaje de grasa corporal, entrarían en el grupo de los pacientes con problemas de obesidad.
Delgadez y salud
Otra de las conclusiones que arrojan los especialistas es que ser delgado no nos libra de determinados problemas de salud –trastornos asociados con los problemas de peso como los niveles altos de colesterol, glucosa, triglicéridos o hipertensión- si nuestro porcentaje de grasa corporal es elevado. Precisamente, estos riesgos aparecieron en los pacientes considerados delgados o con problemas de sobrepeso, pero que en realidad tenían más masa corporal.
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