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El estrés es un saboteador que ayuda a ganar kilos, ya que en la mayoría de las ocasiones solemos recurrir a la comida para aplacar una situación de tensión, preocupación o desasosiego. Es lo que se denomina comer por ansiedad y que hará que además tendamos a comer los alimentos más calóricos. El dejarnos llevar por el impulso de comer, olvidándonos de la calidad y de la cantidad, solo hará que te sientas más frustrada y culpable. No conviene desestimar este tipo de conductas, ya que hay que ponerles freno para evitar que se conviertan en un serio problema de alimentación. [/multipage]
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1. Diferenciar el tipo de hambre
Por un lado está el hambre física y por el otro la emocional. Para saber si de verdad tienes hambre responde a esta pregunta: ¿te comerías una manzana? Las emociones negativas, pero también la falta de sueño y el estrés, influyen en nuestro apetito y nos llevan a comer por ansiedad. [/multipage]
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2. Alimentos que relajan
Los alimentos ricos en triptófano, por ejemplo el plátano, aumentan la producción de serotonina, mejorando nuestra sensación de bienestar. Otros alimentos ricos en triptófano son las semillas de calabaza, el cacao, las nueces, los cereales integrales y la leche, alimentos que a su vez son ricos en magnesio y vitamina B. [/multipage]
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3. Practicar ejercicio físico
El ejercicio físico es el mejor aliado para cuidar el peso y la salud emocional, ya que nos ayuda a liberar tensiones, entre otros beneficios. Establecer como hábito el hacer ejercicio todos los días (un paseo de media hora, por ejemplo) es la mejor manera de cuidar la salud emocional. [/multipage]
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4. Hacer 5 comidas al día
Saltarse comidas o comer a horas irregulares no solo desequilibrará la dieta sino a nuestro organismo. Es fundamental que nuestro cuerpo funcione como un reloj en cuanto a la alimentación. Si comemos mal y a deshora no podremos controlar el apetito. El hambre también puede desencadenar el malhumor. [/multipage]
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5. Recuperar hobbies
Seguro que hay alguna actividad que has aparcado por falta de tiempo o por pereza o algún hobbie que te gustaría tomarte más en serio. Es la hora, no lo dejes para mañana. Todo nuevo reto activará tu cerebro y alejará el estrés. [/multipage]
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6. Detectar la causa de la ansiedad
Antes de lanzarte a algún bocado calórico, cuenta hasta 10 y piensa sobre la causa que motiva la ansiedad. Si piensas que en realidad tienes hambre porque no has comido lo suficiente, lo mejor es optar por un alimento sano, como una pieza de fruta. [/multipage]
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7. Comer de más no es la solución
Un atracón o capricho gastronómico puntual no es un problema, pero si se convierte en un hábito. Antes de recurrir a la comida para aplacar el estrés piensa si realmente es la solución a lo que te preocupa o genera ansiedad y, sobre todo, qué beneficios obtienes de comer alimentos tan calóricos. [/multipage]
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8. Adelantar la hora de la cena
Generalmente la ansiedad por comer aparece más a última hora del día, cuando el cansancio se acumula. Lo mejor es adelantar la hora de la cena y, luego, salir a dar un paseo o darse una ducha relajante antes de dormir. [/multipage]
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9. Distraer la mente
También recurrimos a la comida por aburrimiento. Si te asaltan las ganas de abrir la nevera, distrae la mente con alguna actividad como leer, ordenar la casa o salir a dar un paseo. [/multipage]
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10. Desayunar es fundamental
Es una de las comidas más importantes. Con ello te aseguras de disponer de energía y nutrientes durante todo el día, al tiempo que despiertas al organismo para que queme calorías. [/multipage]
