Dieta mediterránea: Aceite de oliva y nueces contra el infarto y el ictus. Cuatro cucharadas de aceite de oliva (50 gramos) o treinta gramos de frutos secos (mejor en ensaladas) son dos de los mejores aliados, más efectivos incluso que las dietas bajas en grasas, para prevenir hasta en un 30% las enfermedades cardiovasculares, entre ellas el infarto y el ictus. Así lo avala el estudio con sello español Predimed-Prevención con Dieta Mediterránea-, cuyos resultados no vienen sino a confirmar que es el mejor patrón dietético para el cuidado de nuestra salud y de nuestro corazón.
El aceite de oliva, oro puro e ingrediente estrella de la dieta mediterránea, junto a los frutos secos, son dos de los alimentos imprescindibles en nuestra alimentación para protegernos de problemas cardiovasculares, como pueden ser el infarto o el ictus. Propiedades de la dieta y de estos dos alimentos en concreto que han sido ratificados por los investigadores del Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición en el estudio sobre Prevención con Dieta Mediterránea (Predimed) y cuyos resultados se han publicado en la prestigiosa revista médica New England Journal of Medicine.
Y es que incorporar cuatro cucharadas de aceite de oliva (50 gramos) o treinta gramos de frutos secos (almendras, avellanas, nueces) en la dieta diario ayuda a reducir los riesgos de patologías cardiovasculares hasta en un 30% en comparación con una dieta en la que se apuesta únicamente por el contenido bajo en grasas. En otras palabras, el aceite y los frutos secos refuerzan el efecto protector de la dieta mediterránea. Un refuerzo que no siempre se logra con algunos medicamentos prescritos para el control de las enfermedades cardiovasculares.
¿Qué diferencia a este estudio de otros anteriores? De entrada, en que lo que se buscaba era constatar hasta qué punto la dieta mediterránea es una herramienta de prevención primaria de las patologías cardiosaludables. Además, hasta ahora, los resultados que avalaban los beneficios de la dieta mediterránea se habían obtenido por observación, es decir, a través del seguimiento de una muestra de la población y el análisis de las patologías que desarrollaban. El estudio clínico Predimed es aleatorio, es decir, los participantes no saben de antemano en qué tipo de dieta van a entrar. Los tres grupos seleccionados en este caso eran equivalentes tanto en edad como en Índice de Masa Corporal (IMC), niveles de hipertensión, colesterol, diabetes, así como en lo que comían al empezar el ensayo. Esto respalda, tal y como señalan los responsables del estudio, su valor científico. Y el resultado es que la dieta mediterránea, cuando incluye aceite de oliva y frutos secos a diario, reduce las probabilidades de desarrollar un episodio cardiovascular, como un infarto de miocardio o un ictus. Un efecto cardiosaludable que, según los expertos, procede tanto de su contenido en grasas vegetales, polifenoles (antioxidantes naturales) como de su poder saciante.
Otro de los resultados interesantes que aportó este estudio fue que en el caso de la mitad de los participantes el IMC era de 30, cifra que marca la obesidad, si bien con esta dieta suplementada con grasas vegetales no se observó ganancia de peso, y lo que sí se consiguió fue reducir el perímetro de la cintura. Y, por si fuera poco, tanto el aceite de oliva como los frutos secos contribuyen a reducir los niveles de colesterol.
Predimed ha contado con la participación de más de 7.400 personas, con edades entre los 55 y los 88 años y con algún tipo de riesgo en su historial clínico de padecer patologías cardiovasculares, como el ser fumador, tener niveles altos de colesterol, tensión alta o problemas de sobrepeso u obesidad.