Nadie duda de los beneficios que tienen las proteínas para nuestro organismo, pero es importante conocer que no todas las proteínas son iguales, así como que una dieta altamente proteica requiere un balance equilibrado de otros nutrientes. Cuando esto no sucede, nuestro cuerpo reacciona ante el desajuste nutricional y el exceso de proteínas. Hoy te contamos las señales de alerta que podemos percibir en nuestro cuerpo cuando consumimos proteínas en exceso.
¿Por qué necesitamos proteínas para vivir?
Las proteínas son nutrientes necesarios para nuestro correcto funcionamiento, son imprescindibles para que las células de nuestro cuerpo funcionen adecuadamente, ayudan a formar y reparar los tejidos internos de nuestro organismo, aportan energía y son indispensables para la correcta absorción de otros nutrientes, entre muchos otros aspectos. Una dieta equilibrada es rica en proteínas, de hecho, en los últimos años muchos nutricionistas optan por dietas altas en proteínas y bajas en hidratos para dietas de adelgazamiento, de mantenimiento deportivo o incluso dietas anti-inflamatorias.
Sin embargo, una dieta alta en proteínas mal gestionada puede llevarnos a un estado de salud desequilibrado. Por ejemplo, una dieta alta en proteínas y baja en vitaminas y minerales puede conllevar a un mal funcionamiento del aparato digestivo. Muchos deportistas incluyen en su dieta batidos y polvos proteicos sin la supervisión de un profesional de la nutrición que les oriente sobre la dieta completa que deben seguir, provocando obesidad, cansancio o problemas renales, entre otros.
Es por ello que es importante conocer cuáles son las señales de alerta que nos indican que nuestro cuerpo está consumiendo un exceso de proteínas, ya sea por un desequilibrio de nutrientes en la dieta o porque verdaderamente se están consumiendo demasiadas proteínas. ¡Toma nota!
1. Exceso de proteínas puede causar obesidad
Si en nuestra dieta aumentamos el consumo de proteínas pero no reducimos otro tipo de nutrientes calóricos como los hidratos, el resultado será un exceso de calorías que puede derivar en problemas de obesidad. Esta señal de alerta será mucho más acuciante si además mantenemos un ritmo de vida sedentario con baja actividad física.
2. Deterioro del sistema digestivo
Las dietas cargadas de proteínas animales como carne roja, pescado, pollo, huevos y productos lácteos obligan a los riñones a aumentar el consumo de agua de nuestro organismo y a las enzimas digestivas a trabajar en exceso para digerir las proteínas, derivando en problemas digestivos como reflujo, indigestión, estreñimiento y nauseas, entre otros. De esta manera, el aparato digestivo y el riñón se van deteriorando poco a poco, influyendo en la salud a largo plazo.
3. Demasiadas proteínas producen deshidratación
Como adelantamos antes, cuando consumimos en exceso proteínas nuestros riñones necesitan más agua de los niveles adecuados para filtrarlas, reduciendo los niveles de reserva de líquidos de nuestro organismo y liberando un exceso de nitrógeno en el cuerpo, el cual también favorece su deshidratación.
4. Dolores de cabeza y mal aliento
Las dietas proteicas mal gestionadas pueden provocar un aumento de la quema de grasa corporal para el gasto de energía ante la falta de carbohidratos, lo que puede ocasionar fuertes dolores de cabeza y continuo mal aliento. Es por ello, que si deseas hacer una dieta proteica (y de cualquier tipo) es importante que estés asesorada por una persona experta en nutrición.
¿Cuántas proteínas necesitamos para vivir?
Aquí está el quid de la cuestión en el que muchas dietas milagro erran. En realidad no existe un número preciso de proteínas que un adulto debe consumir al día, porque esta cantidad depende principalmente del tipo de proteínas que se consuman, su masa corporal y su actividad física.
Por ejemplo, generalmente la cantidad de proteínas de origen animal que un adulto debe consumir es menor que el del total de proteínas vegetales. Estos factores deben ser valorados por un nutricionista para determinar el número de proteínas ideal en cada caso concreto. Si lo que deseas es mantener una dieta equilibrada, lo ideal es que mantengas una dieta rica en proteínas buenas, como son las proteínas vegetales como las legumbres u otras animales como huevos, pavo y pescados y mantengas un consumo limitado de otros tipos de proteínas menos saludables como las carnes rojas y los lácteos.
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