Bulimia nerviosa: Síntomas inequívocos. Atracones de comida, cambios de humor, excesiva preocupación por el peso, cambio frecuente de dietas y obsesión por la práctica de actividad física son algunas de las señales que nos indican que podemos estar ante uno de los trastornos de alimentación más frecuentes y comunes entre las mujeres, sobre todo entre las adolescentes. Los trastornos y desordenes de alimentación y las conductas fuera de lo normal con respecto a la comida son un problema que pone en serio riesgo nuestra salud.
Los trastornos de alimentación arrancan con un temor irracional a engordar y una obsesiva preocupación por las dietas y los alimentos que se ingieren, un problema tanto de salud física como mental, y a tender a alcanzar este canon de belleza femenina que parece idealizar la delgadez por encima de todo. Se calcula que en un 25% de los casos diagnosticados se convierte en una enfermedad crónica.
¿Cómo identificar la bulimia nerviosa? Entre los síntomas o señales más comunes nos encontramos con:
- Episodios repetidos de ingesta rápida de comida. Atracones que pueden durar hasta varias horas o hasta que aparezcan las primeras molestias abdominales y vómitos.
- Dolor de cabeza, debilidad y fatiga.
- Cambios de humor y trastornos de personalidad.
- Uso frecuente de laxantes y diuréticos.
- Ansiedad y síntomas de depresión.
- Aparición de ciclos menstruales irregulares.
Las personas bulímicas, al contrario que las anoréxicas, suelen presentar un aspecto normal, con un ligero aumento o disminución de peso, para lo que recurren al cambio frecuente de dietas. En el caso de las adolescentes, recurrir a una dieta sin control médico puede ser peligroso para la salud ya que se trata de una etapa de crecimiento.
La bulimia, contrariamente a lo que se piensa, no es una enfermedad exclusiva de la adolescencia, aunque los expertos sí sitúan como la franja de edad más propicia para sufrir un trastorno de la conducta alimentaria entre los 12 y los 25 años. ¿Cómo se desencadena? Los expertos señalan que no hay una causa concreta, pero sí una serie de factores que pueden propiciar que una persona tienda a sufrir bulimia, como la baja autoestima, el haber sufrido un episodio traumático o una ruptura dolorosa o una personalidad obsesiva y perfeccionista.