El sarampión es una enfermedad infecciosa y respiratoria cuya principal síntoma es la aparición de unas características manchas en la piel. Es una de las enfermedades infantiles más conocidas, aunque también puede afectar a los adultos. ¿Cuáles son las causas?, ¿qué síntomas o señales nos alertan?, ¿cuánto dura el sarampión en los niños? Y, sobre todo, ¿cuál es el mejor tratamiento?
El sarampión es una enfermedad viral aguda, febril y altamente contagiosa, que se manifiesta con multitud de manchas pequeñas y rojas, acompañadas de tos. La forma de contagio más común es, precisamente, a través de la tos o de los estornudos, acción en la que se liberan gotas del virus y que pueden permanecer activar hasta dos aires en el aire o en cualquier superficie. Al comienzo de la enfermedad, las manchas aparecen en la mucosa oral. La mejor prevención, tal y como recomiendan los médicos y pediatras, es la vacuna, incluida dentro del calendario de vacunación infantil obligatoria (vacuna triple vírica). El sarampión es una patología que debe ser tratada, ya que puede tener severas consecuencias para la salud, como por ejemplo, derivar en encefalitis o inflamación del cerebro.
Sarampión en niños: síntomas
Tos, ojos llorosos, mucosidad nasal, episodios de fiebre, pérdida de apetito y sensación de malestar general son los síntomas que nos alertan de un posible caso de sarampión en los más pequeños de la casa, bebés y niños. Tras los síntomas iniciales, en torno a las 24 horas siguientes, comienzan a aparecer las primeras manchas en la piel, al principio de color blanco. A medida que transcurren los días las manchas comienzan a cambiar de tonalidad, hacia el rojo. Manchas que se identifican fácilmente, ya que son planas y de perfil redondo, sobre todo en la zona de la cara y en la zona posterior de las orejas. Poco a poco se van extendiendo al resto del cuerpo. Generalmente, las manchas desaparecen a los pocos días –entre dos y cinco días- y no suelen picar.
El sarampión está provocado por el virus del mismo nombre (virus del sarampión o mixovirus). El periodo de incubación oscila entre los diez y los 14 días después de contacto con el virus. Durante los cuatro o cinco días siguientes a la aparición de los síntomas el virus es altamente contagioso, e irá remitiendo a medida que desaparecen las manchas de la piel.
Sarampión en niños: tratamiento
Al tratarse de una enfermedad provocada por un virus los antibióticos no resultan efectivos, por lo que no conviene administrarlos, salvo prescripción médica (por ejemplo, para evitar complicaciones bacterianas). El fármaco más recomendado para aliviar los síntomas es el paracetamol, así como los antipiréticos (para ayudar a mitigar la fiebre), antihistamínicos (en caso de picores), gotas para los ojos y nebulizadores para descongestionar la nariz. Lo más aconsejable, para evitar el contagio, es aislar al menor en una habitación. Si no se trata adecuadamente, tal y como hemos señalado, el sarampión puede provocar complicaciones para la salud de los niños, tales como otitis (infección del oído), diarrea, bronquiolitis, bronquitis, neumonía o encefalitis.
La herramienta preventiva por excelencia es la vacuna, la cual se debe administrar a partir de los doce meses de edad.
Si el niño tiene sarampión, aquí te dejamos algunos otros consejos para hacer más llevaderos los síntomas. De entrada es importante el reposo, descansar lo máximo posible, y tomar mucho líquido (para evitar la deshidratación, sobre todo por la fiebre), tanto agua como zumos naturales. Para evitar los ataques de tos puede ayudar colocar un humidificador en la habitación.