¿Por qué llora un bebé? Es la pregunta que todos los padres se hacen a diario. A diferencia de los adultos, los bebés no tienen otra manera de expresar sus emociones que a través de la comunicación no verbal. La señal más habitual de que algo les ocurre, es el llanto que, acompañado de lágrimas y sollozos, hacen saltar la alarma a los padres, especialmente si son primerizos. Pero, ¿a qué se debe el lloro de un bebé? Cuando sus padres se ven en estas situaciones, muchas veces no saben cómo actuar para calmarlos, por ello, es esencial conocer las causas más frecuentes.
Por qué llora mi bebé
Si el niño o niña comienza a llorar es síntoma de que le pasa algo, quieren algún tipo de atención especial, le duele algo o simplemente es que necesita llamar la atención. A continuación te detallamos las causas más habituales por las que llora un bebé y te damos unos consejos para hacer más llevadero el papel de padres.
Tiene hambre
Esta suele ser la razón más común y la más fácil de identificar. Se suele dar justo a la hora de la toma del bebé y se solventa con sólo acercarle el pecho. O por el contrario, si es lactancia artificial, el biberón.
Este tipo de llanto se reconoce porque es poco agudo, se inicia de manera gradual, irregular y va tomando fuerza y continuidad, haciéndose más rítmico. Otras señales que lo ayudan a identificar son chuparse el puño o abrir la boca.
Dolores o enfermedad
Cuando el bebé comienza a llorar con una fuerte intensidad y de forma repentina, aguda y con arritmias, es síntoma de que le duele algo. Generalmente esto se produce si tiene dolor de algún tipo. Para calmar esa presión que siente cuando está recostado, lo mejor es levantarlo y ponerlo en posición vertical. Si por el contrario los gemidos son más sordos, débiles y prolongados, es síntoma de que se siente desanimado y puede incluso rechazar la comida. Una sesión de mimos da grandes resultados.
Se siente inquieto
Otra de las causas frecuentes por las que llora en un bebé es por la inquietud. Si el bebé está intranquilo, la mejor manera de calmarlo es hablarle de manera suave, con una voz tranquilizadora, ponerle el chupete o hacerle que escuche el agua de un grifo correr; esto les recuerda los sonidos que sentían cuando se encontraban en el vientre de la madre.
Cuando sienten este tipo de molestia anímica, el llanto suele ser intenso de forma inmediata. Pero otra causa de agitación puede ser que se sienten incómodos por el frío o el calor. En este caso hay que comprobar la temperatura ambiente del lugar en el que se encuentren, del agua con el que se les baña o simplemente comprobar el estado de los pañales.
Los cólicos
A la hora de alimentarle, al niño le puede costar más o menos expulsar los gases. Si le cuesta más le puede producir malestar y por lo tanto llora. Para identificar este problema, sólo es preciso mirar si arruga la cara y si el sonido del llanto sube de volumen de forma progresiva.
La leche materna no suele ser causa de cólicos, a diferencia de los biberones. Para ayudarle a echar los gases, el bebé necesita ser alzado y reconfortado, la forma más común de hacerlo es apoyarle sobre el hombro de la persona que le esté dando de comer y darle unas palmaditas suaves en la espalda o bien realizar un pequeño masaje.
Los bebés no vienen con manual de instrucciones bajo el brazo, pero prestándoles toda la atención que reclaman, con el tiempo es fácil distinguir si lloran por una u otra razón.
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