¿Cómo elegir la mejor leche infantil para el bebé? Vamos a tratar de dar las pautas generales para saber cuál es la leche más adecuada y que mejor se adapta a la dieta de nuestro bebé. Puede parecer una pregunta sencilla pero, en realidad, no lo es, de la misma manera que no todas las leches infantiles son iguales. A cada edad le corresponde un tipo de leche, desde los lactantes (seis primeros meses) hasta los niños de tres años. En función de la edad podemos diferenciar entre tres tipos de leche: leche para los lactantes, leche de continuación (a partir de los seis meses y cuando se comienzan a incluir otros alimentos en su dieta) y la leche de crecimiento.
Para resolver cualquier tipo de duda, conviene consultar al pediatra sobre cuándo pasarse a la leche infantil y, sobre todo, qué tipo de leche es la más adecuada a cada etapa del bebé. Así, por ejemplo, para el momento de dejar de amamantar al bebé se recomiendan las leches de complemento o de relevo de la leche materna, las cuales contienen una cantidad de proteínas igual a la leche materna. En el caso de los bebés que no han sido amamantados la mejor leche es aquella que contribuye a reforzar sus defensas inmunitarias naturales, una de las funciones por cierto esenciales de la leche materna.
Otro de los tipos de leche que podemos encontrar actualmente son las leches hipoalergénicas, es decir, para los casos en los que el bebé puede ser proclive –por herencia genética- a padecer problemas de alergias. Para prevenirlas, la leche infantil también es una buena aliada.
Por último si el bebé padece algún tipo de molestia digestiva, la leche infantil más aconsejable es la que se presenta enriquecida con almidón, un buen aliado para prevenir y calmar las molestias digestivas de los más pequeños de la casa.
Leche de crecimiento: De 1 a 3 años
Hasta los tres años, tal y como aconsejan los pediatras, es mejor evitar la leche de vaca, ya que no reúne los niveles exigidos de minerales (hierro) y ácidos grasos esenciales que requiere la dieta de los más pequeños para cubrir las necesidades de un crecimiento y desarrollo óptimo. Una etapa, por cierto, en la que el niño comienza a mostrarse más activo, por lo tanto su desgaste energético será mayor. De ahí la importancia de incluir en su dieta una leche específica, una leche de crecimiento. A partir del primer año se puede incluir un preparado lácteo en su dieta, con el contenido adecuado de proteínas –no debe ser muy elevado ya que puede producir un exceso al organismo-, y enriquecido con vitaminas, minerales (hierro) y ácidos grasos esenciales. A partir de los tres años, se puede modificar la fórmula del preparado, adaptándolo a sus necesidades energéticas.
Unos sencillos consejos que nos ayudarán a elegir la mejor leche para que la alimentación del bebé sea lo más equilibrada posible. Desde sus primeros días de vida, la alimentación va a jugar un papel fundamental en su desarrollo y crecimiento. Durante los primeros seis meses lo más aconsejable es que la leche materna sea su alimento, pero a partir de ese momento se pueden empezar a incluir otros tipos de leche y, poco a poco, sus primeros alimentos. Si se trata de leche infantil, elige la mejor.